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Gadafi propone en Argel la adopción de una postura árabe moderada frente a EE UU

La adopción de una posición común árabe contra Estados Unidos, en la que se incluye el boicoteo de los productos norteamericanos y la justificación de la acción moderada de la políltica exterior libia, fue abordada ayer en las conversaciones mantenidas por el coronel Muamar Gadafi con el presidente argelino, Chadli Benyedid. La visita a Argel del dirigente libio tiende, según los medios argelinos, a demostrar que no existe contencioso alguno entre ambos países.

No es la primera vez que el coronel Gadafi expone en Argel los elementos de su política unionista árabe, centrados en la fusión de Estados y en la constitución de pactos de defensa. El fracaso de anteriores propuestas de fusión con Tunicia y Siria no ha impedido al líder de la Jamahiria volver a la carga en una dirección en la que, invariablemente, los argelinos han prestado la política de oídos corteses, pero manifiestamente cerrados.La visita de Gadafi a Argel es calificada de acontecimiento político importante por los argelinos en la medida en que sucede al restablecimiento de relaciones de Trípoli con Arabla Saudí e Irak y se suaviza una línea agresiva de la diplomacia libia, con la que Argelia ha mostrado su simpatía. En este sentido, se afirma que ambas revoluciones se hallarían ahora más unidas que nunca, sobre todo en lo que se refiere a participar en la constitución de un nuevo frente árabe, que englobaría a la totalidad de los Estados árabes, salvo Egipto y Sudán, para dialogar de igual a igual con la Administración Reagan.

Pese a la violencia de los propósitos de la Prensa árabe contra Estados Unidos, el deseo de moderación de sus diferentes regímenes es evidente. Siria, a cuya capital llegó ayer el presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Senado norteamericano, Charles Percy, ha iniciado un acercamiento hacia el Ejecutivo de EE UU, con el que las capitales árabes entienden dialogar para demostrar la invalidez de los acuerdos de Camp David.

La capital argelina ha sido también en los dos últimos días el escenario de una cerrada partida diplomática a propósito de la política del presidente egipcio, Hosni Mubarak, y de la tensa situación libanesa. El jefe de la oposición legal egipcia, Jaled Mohieddine, y, el dirigente del Movimiento Nacional Libanés, Walid Jumblat, se entrevistaron por separado con los dirigentes argelinos en loque aparece como un nuevo intento de consolidación de la unidad árabe a partir de posiciones moderadas.

A poco más de dos meses del calendario previsto para la restitución del Sinaí a Egipto por parte de Tel-Aviv, que, según algunas fuentes árabes, podría constituir el principio de un lento acercamiento entre El Cairo y las demás capitales árabes, el deseo de concertación entre estas últimas es harto visible.

La anexión del Golán ha creado una onda de choque beneficiosa para el mundo árabe, según la óptica de los medios argelinos, que ponen como ejemplo la reconciliación libio-saudí y el próximo relanzamiento de la cumbre árabe de Fez, en la que podría estudiarse un plan de paz saudí despojado de los elementos que habían hecho abortar la reunión celebrada en noviembre pasado. Una de las direcciones que trata de seguir esa nueva estrategia conduce directamente a El Cairo, como parecen demostrarlo las declaraciones formuladas ayer en Argel por Jaled Mohieddine: "ún cambio perceptible", subrayó éste, "está sucediendo actualmente en Egipto, pero las dimensiones de ese movimiento serán determinadas a través de las relaciones de fuerza entre las partes egipcias y las relaciones dentro del mundo árabe".

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