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Washington y Managua intercambiarán embajadores

Los nombramientos de un nuevo embajador de Estados Unidos en Managua y de un nuevo embajador nicaragüense en Washington ponen término a una vacante de cinco meses al frente de ambas representaciones diplomáticas.La Casa Blanca anunció el miércoles por la noche que nombrará a Anthony Quainton embajador en Managua, en sustitución de Lawrence Pezzullo, que abandonó la capital nicaragüense en agosto del año pasado. Esta decisión desmiente las especulaciones sobre la intención del presidente Ronald Reagan de dejar este puesto vacante.

Por su parte, la Embajada de Nicaragua en Washington comunicó ayer que Francisco Fiallos, actual embajador en Canadá, representará a Nicaragua en la capital federal norteamericana.

Quainton, de 48 años de edad, entró en la carrera diplomática en 1959 y desde 1978 dirige la oficina de lucha antiterrorista del Departamento de Estado. Aunque se le considera como un anticomunista, fuentes liberales opuestas a la política del presidente Ronald Reagan le calificaron de "moderado".

Fiallos, que fue viceministro de Asuntos Exteriores del nuevo régimen nicaragüense, es un sandinista convencido; pero fuentes diplomáticas le calificaron también de "moderado".

El último embajador de Nicaragua en Washington, Arturo Cruz, dimitió el pasado mes de noviembre tras expresar su deseo de ser sustituido por alguien que se identificase más que él con la dirección del Frente Sandinista.

Con el nombramiento de un nuevo embajador norteamericano en Managua, Estados Unidos parece haber tomado en consideración la advertencia formulada el lunes pasado por el arzobispo de Managua, monseñor Miguel Obando y Bravo, que declaró al secretario de Estado adjunto para asuntos interamericanos, Thomas Enders, que sería "muy peligroso" intentar aislar al régimen de Managua.

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Este doble nombramiento de embajadores se produce cuando el diálogo entre ambos países ha cesado virtualmente, a raíz de las acusaciones formuladas por Washington contra Managua sobre su apoyo a la "subversión" en El Salvador y demás países de America Central.

En diciembre, cuando se celebraba la conferencia de la Organización de Estados Americanos (OEA), Miguel d'Escoto, ministro nicaragüense de Asuntos Exteriores, intentó sin éxito convencer al secretario de Estado Alexander Haig de que su país no suministraba ayuda a los guerrilleros de la izquierda salvadoreña.

Washington reprocha también a Nicaragua la importancia exagerada de su ejército (50.000 hombres) y de su milicia (200.000 hombres), que constituyen una "amenaza para la región". Por último, Estados Unidos lamentó recientemente la decisión francesa de entregar armas defensivas a Nicaragua.

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