Idénticos fracasos económicos en la "primavera de Praga" y en Polonia
Los fracasos del sistema económico han conducido a la actual "normalización" en Polonia, como fue el caso de Checoslovaquia, cuando se encontraba en condiciones similares, en agosto de 1968. Este es, en esencia, el análisis que hacen los banqueros occidentales, que se preguntan ahora si sus créditos a los polacos -alrededor de 18.000 millones de dólares, aproximadamente 1,8 billones de pesetas- les serán devueltos o correrán la misma suerte que la de los famosos préstamos rusos contratados antes de la revolución de 1917.La "primavera de Praga", interrumpida por los carros de combate soviéticos, era, efectivamente, la manifestación de un intento de liberalización económica, que ya había sido sugerida desde 1965 en la URSS por el Gobierno, bajo la teoría del economista Evsei Liberman, que quería desbloquear la economía restableciendo el "papel decisivo del beneficio" de las empresas como estímulo de la actividad económica.
Una reforma de este tipo, que ponía en cuestión el poder burocrático instituido, fue rápidamente abandonada en la Unión Soviética. Pero habría de ser recuperada, ampliada y corregida por una ancha apertura a los intercambios con los países occidentales por los dirigentes checos Alexander Dubcek y su ministro de Economía, Ota Sik.
Dado que las libertades económicas son inseparables de las libertades políticas, aquella reforma amenazaba, dentro del bloque del Este, los fundamentos mismos del régimen socialista al modo de Moscú. De ahí la intervención militar del Pacto de Varsovia y la "normalización" que le siguió.
En Polonia, las mismas causas han producido los mismos efectos, bajo formas diferentes.
Los analistas financieros que visitaron Polonia antes del golpe de Estado militar, enviados por los 460 bancos acreedores occidentales, han descubierto igualmente que sus créditos para aproximar este país a Occidente no habían mejorado nada la situación.
En el fondo, los polacos no sabían qué hacer con su dinero, ya que no encontraban casi nada que comprar, bien por una insuficiencia de productos, bien por resistencias a la venta: los agricultores, por ejemplo, no querían cambiar ganado por billetes que no podrían usar después.
La única solución, según los occidentales, sería reemplazar la moneda polaca, el zloty, por otra unidad monetaria, como hicieron los alemanes en 1948.
Pero también sería necesario, por encima de todo, modificar completamente el sistema económico del bloque soviético, del cual Polonia es actualmente un sangrante ejemplo.
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