Richard Allen dimite temporalmente como consejero de Ronald Reagan

Richard Allen, consejero de Seguridad del presidente norteamericano, Ronald Reagan, cesó el pasado domingo temporalmente en su cargo, debido a las presiones políticas y periodísticas surgidas, a raíz del caso de los mil dólares que recibió de un semanario japonés para facilitar una entrevista entre la esposa del presidente, Nancy Reagan, y un redactor de la revista nipona.Allen fue sustituido por James Wilson Nance, de 60 años de edad, almirante retirado y número dos en el Consejo Nacional de Seguridad de la Casa Blanca. En 1970 se integró a los estudios estratégicos y fue asistente durante las conversaciones SALT Il. Reagan ha nombrado a su consejero personal, Edwin Meeses, adjunto de Nance.

"No podemos afirmar cuándo (Allen) regresará a su cargo", dijo Larry Speakes, portavoz oficial de la Casa Blanca, a propósito del futuro del ex consejero presidencial. Allen había consultado previamente al presidente antes de anunciar el domingo en la televisión su retirada provisional del cargo.

La ausencia de Allen no tendrá efectos importantes en la política exterior norteamericana. En realidad Allen ocupaba un papel de segundo plano, a pesar de su importante puesto en la Casa Blanca.

La mayoría de las grandes decisiones de política exterior se fraguaron entre el Departamento de Estado, dirigido por Alexander Haig, y los principales consejeros del presidente Ronald Reagan, como Edwin Meeses o James Baker.

"Estoy convencido de que no hice nada ilegal", dijo Allen, "aunque cometí un error". El error fue, para Allen, olvidar durante ocho meses un sobre con mil dólares (unas 95.000 pesetas) que los periodistas del semanario japonés Shufu-no-tomo entregaron al consejero presidencial para "obras de caridad", en señal de agradecimiento por la entrevista tramitada por Allen con la primera dama norteamericana, Nancy Reagan, el mismo día de su llegada a la Casa Blanca, el pasado 21 de enero.

Allen alegó, una vez más, que olvidó en un cajón de su despacho el sobre con los mil dólares, posteriormente descubierto por el Servicio de Seguridad.

El regalo de dos relojes, de un valor simbólico (unas 20.000 pesetas), fue justificado por Richard Allen como un intercambio regular de regalos entre sus amigos japoneses y su familia.

Pero durante dos semana, el caso Allen figuró en la primera plana de los grandes diarios estadounidenses, que recordaron otros vínculos de Allen con Japón.

Entre otros temas, repitieron los contactos del consejero presidencial con la firma de automóviles nipona Nissan, cuya revelación por la Prensa en octubre de 1980, a pocos días de la elección presidencial, que concluyó con la importante victoria de Reagan, obligó a Allen a dimitir de su cargo de consejero en política exterior del por entonces candidato a la presidencia de EE UU.

Es probable que la actitud actual de Allen sea un paso definitivo hacia su total dimisión del Cargo, pero la Casa Blanca se abstiene por ahora de hacer cualquier valoración, a la espera de que sea el Departamento de Justicia quien dictamine si el olvido de Allen debe ser motivo de sanción.