The Sound y Any Trouble, la marcha de los epígonos

Dos grupos, dos estilos, dos referencias. The Sound y Any Trouble han invadido Madrid a media semana en lo que viene siendo la normalización inesperada de la escena madrileña. Si hace tres años le hubieran contado a alguien que los capitalinos podrían optar el mismo día (y casi todos los días) por más de un concierto interesante, la respuesta hubiera sido una sonrisa, más bien mueca, de dolorido escepticismo.The Sound, que actuabanjueves y viernes en la sala Rock-Ola, son la imagen tenebrosa de la música inglesa. El desarrollo de esta música produce gansos divertidos como Adam and The Ants, o siniestros terroríficos como Joy Division o Eyeles in Gaza. Dentro de este último apartado, The Sound, que no tienen editado en España ningún disco, vienen a ser una de las más fieles reproducciones del espíritu de los Doors. Pero lo más increíble es que resultan modernos.

El cantante es un tipo gordito y de aspecto carismático, que, no obstante, tiene una voz intensa y unos modos con la guitarra en verdad notables. Teclas y bajo eran normales, pero el batería se bastaba solo para mantener en pie el tinglado. A través de él, un cierto hálito tribal se iba introduciendo en lo que para muchos es una visión seria de la música pop.

Unica lástima fue que el jueves se presentara tan poco personal, porque el contenido frenesí del grupo mostraba algo que lógicamente empezará a suceder aquí a través de gente como Gabinete Caligari, los difuntos UA y otros que vengan, Del salto poppy surge el grito airado; porque la depresión y la rabia le, llegan a todo el mundo, bueno es enterarse.

Recuerdo de Costello

Any Trouble, en cambio, son la perfección del ersatz, la sustitución. Cuando la genialidad de Elvis Costello comenzó a derivar hacia el soul o el country (estilos estos nada sorprendentes, ya que le acompañaban desde un principio), su público, la gente que esperaba con ansia renovada su intensidad, la acritud de su música, se encontró huerfano de héroe.

Así puede surgir Any Trouble, un conjunto cuyo mayor mérito consiste en haber perfeccionado y desarrollado fielmente el estilo de Costello, tanto en composición como en su empaquetado discográfico. Sólo que es mejor no mirarles. Con todo y la excelencia de su música, Any Trouble (tres días en la sala Carolina) son uno de los grupos con menos imagen que hayan pasado por Madrid (esta es su segunda visita).

Su lugar está más bien en un pabellón inmenso donde sólo puedan ser escuchados y apenas vistos, porque, eso sí, su música es como un tiro. Lo mezclan todo, como debe ser, y allí hay ska, reggae, blues, country y rock and roll, hasta lograr una pócima fácilmente tragable y que al poco tiempo comienza a calentar las neuronas y poner en forma los músculos.

Es una lástima que, bajo estos ritmos infecciosos, esas melodías tan bien hechas, esa capacidad instrumental y esa imaginación no exista más que el persistente recuerdo de Costello. Para Any Trouble, como para todos los epígonos, el tiempo corre que se mata, mientras ellos buscan su propio y particular lugar al sol. Es de suponer que llegarán a tiempo. Se lo merecen, y mucho.