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El PNV impone sus tesis en la reorganizacion de la confederación empresarial vasca

La ruptura de la Federación Vizcaína del Metal con la Confederación General de Empresarios de Vizcaya, que reside el empresario y, ex senador real Luis Olarra, parece descartar definitivamente a este último candidato a líder de una posible patronal vasca que integrase a las distintas asociaciones actualmente existentes. Con ello se refuerza paralelamente el sector del empresariado vasco más identificado con el PNV, y que había hecho del desbancamiento de Olarra uno de sus objetivos de partida.El interés del PNV y el Gobierno vasco por contar con una patronal unificada y, estructurada a nivel de la comunidad autónoma, capaz de actuar como interlocutor válido de cara a la negociación de los planes de reestructuración industrial, acabó siendo compartido por la mayoría de los propios empresarios vascos.

Sin embargo, a la división inicial entre patronales de ámbito provincial (Adegui, en Guipúzcoa, y SEA, en Alava) se vino a sumar, hace poco más de un año, la división interna del empresariado vizcaíno entre el sector Olarra, ligado con la CEOE, y el representado por Arcelay, ligado al PNV, mayoritario en el metal. La imagen de empresario duro y decidido adquirida por el primero, en particular a raíz de los conflictos laborales registrados el año pasado en su empresa, si bien le otorgaba un cierto prestigio entre los sectores más conservadores de la gran patronal, se convertía en factor negativo a los ojos del pequeño y mediano empresariado, más inclinado hacia las vías paternalistas tradicionales, e incluso de los sectores modernistas de la gran empresa, partidarios de una mayor flexibilidad negociadora con los sindicatos.

La significación política de Olarra -antiguo candidato a procurador en las Cortes franquistas, cabeza de lista de la candidatura que apoyó Fraga en Vizcaya, en 1979 (con el nombre de Unión Foral), y cuya actitud respecto al 23 de febrero fue puesta en cuestión por algunos medios de comunicación- es vista por dichos sectores, y en particular por los más próximos al partido de Arzallus y Garaikoetxea, como un estigma que le incapacita para jugar cualquier papel relevante en el proceso de unificación patronal nacionalista, pero este es otro problema) no es incompatible, sin embargo, con una discreta retirada a segundo plano de sus representantes más significados. Así, Juan Antonio Arcelay, presidente de la Federación Vizcaína del Metal hasta hace dos meses, y que jugó un papel esencial en la diferenciación respecto a Olarra, dejó paso recientemente a una candidatura encabezada por Angel Umarán.

Este último, consejero delegado de Prefabricados Metálicos de Usansolo, una empresa de 170 empleados que tiene su origen en un pequeño taller de cerrajería y, forja, no presenta afinidades políticas definidas, a diferencia de varios miembros de su comité ejecutivo, próximos al PNV, pese a la etiqueta de "profesional e independiente" con que se presentó a las elecciones.

Tras su triunfo, Umarán mostró claramente su disposición a llegar a un acuerdo con Olarra, de cara a la definitiva unificación de la patronal vizcaína, como premisa para la posterior confederación con Adegui y SEA en una única organización empresarial vasca. José María Vizcaíno, presidente de la patronal guipuzcoana, y presidente in pectore de esa proyectada gran confederación vasca, dejó muy claro que si el proceso de unificación se había detenido era a causa de la escisión interna existente en la patronal vizcaína.

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