Los sindicatos norteamericanos critican la política económica adoptada por el presidente Reagan
"Invitamos a nuestros amigos, no a nuestros enemigos", declaró un responsable de la central sindical norteamericana AFL-CIO, comentando la ausencia del presidente Ronald Reagan a los actos conmemorativos del centenario de la creación del movimiento sindical en EE UU, iniciados esta semana en Nueva York.La guerra entre sindicatos y Administración se radicalizó tras la celebración de la jornada de solidaridad, que, a finales del pasado mes de septiembre, congregó a unas 300.000 personas en Washington, en señal de protesta por la política económica y social de la Administración Reagan.
Se acentuó la tensión con la firme posición del presidente Reagan de negarse a discutir con los controladores aéreos norteamericanos, cuya huelga continúa. El presidente, mostrando el tono de su línea firme, despidió a los 12.000 controladores aéreos, sustituyéndolos por personal militar. La Casa Blanca argumenta que Ios controladores son, en realidad, trabajadores federales y, como tales, no tienen derecho a la huelga.
"El castigo es brutal", dijo Lane Kirkland, presidente de la AFL-CIO (Federación Americana del Trabajo y Congreso de Organizaciones Industriales). Añadió que " "ha llegado el momento en que la Administración termine con su vendetta contra los controladores.
Los sindicalistas estadounidenses, que unen su centenario con la celebración del 142 Congreso de la organización, criticaron también con viveza los programas económicos de la Administración Reagan, sin dejar de señalar las contradicciones, al más alto nivel entre sus protagonistas. Referencia a las declaraciones de David Stockman, director para la gestión del presupuesto, que la semana pasada inflamó el ambiente político washingtoniano, al afirmar que no creía en su propio plan.
La Casa Blanca no fue invitada
Los sindicatos no invitaron ni al presidente Reagan ni a ningún otro alto responsable de su Administración, como era tradicional en anteriores congresos. Por el contrario, con claro signo político, sí llevaron al congreso de la AFLCIO al ex vicepresidente Walter Mondale y al senador Edward Kennedy, considera dos ambos como futuros candidatos presidenciales demócratas a la Casa Blanca, en 1984.
Lane Kirkland, de 59 años de edad, que accedió hace dos años a la dirección de AFL-CIO, al fallecer el célebre líder sindical George Meany, será reelegido, sin sorpresa, por otros dos años al frente del organismo sindical norteamericano.
Con unos quince millones de afiliados, AFL-CIO agrupa a 102 federaciones, incluida la potente Unión de Trabajadores del Automóvil. Un largo camino recorrido desde su fundación, el 15 de noviembre de 1881. Pero el índice de sindicalización en EE UU tiende a la baja, con el 20,9% de trabajadores afiliados en la actualidad, contra el 25,2% en 1968.
Ante un panorama económico con el 8% de desempleo, la firmeza de la Administración y empresas a la hora de nuevas negociaciones, los sindicalistas norteamericanos quieren movilizar a los trabajado res cara al futuro, pidiendo mayor participación de los sindicatos en la responsabilidad empresarial. De momento, sólo Douglas Fraser, presidente de la Unión de Trabajadores del Automóvil, forma parte del consejo directivo de la Firma Chrysler.
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