Cierre semanal firme y voluntad de continuar subiendo
La pasada semana ha presentado un balance bursátil notablemente brillante, no tanto por las diferencias positivas que se han producido en los precios de los distintos valores, sino porque ha venido a suponer el fin de un período de trayectorias erráticas, donde casi siempre triunfaron los movimientos a la baja.La incertidumbre en el terreno político, que marcó la actualidad nacional en los últimos días, tuvo una influencia claramente negativa en los mercados de valores, acelerando los procesos vendedores y empeorando la débil disposición de ánimo que mostraban los inversores.
Ni tan siquiera el inicio de ampliaciones de capital, como las de Telefónica , Hidruña o Cantábrico, consiguieron animar el triste ambiente de las salas de contratación, y la reanimación del mercado hubo de esperar hasta que se comenzaron a entrever los primeros atisbos de clarificación del panorama político.
Las primeras noticias, posteriormente confirmadas, de que la batalla en UCD estaba tocando a su fin y que Leopoldo Calvo Sotelo se perfilaba como vencedor indiscutible, tuvieron un primer reflejo el miércoles en la paulatina retirada de órdenes vendedoras en el sector bancario, tendencia que fue apoyada velozmente por los responsables bursátiles de estos valores con aportaciones compradoras para sus propias acciones.
En la sesión del jueves el decorado quedó ya claramente al descubierto. Los bancos estaban decididos a recuperar parte de lo perdido en días anteriores, y para ello contaban, por una parte, con la inapreciable ayuda de los operadores a corto, que vieron claras las posibilidades de beneficios rápidos, y por otra, con que los especialistas más importantes abandonaron sus posturas netamente vendedoras y comenzaron a posicionarse en previsión de que se produjese la reacción técnica.
Y la reacción, casi estrepitosa, se produjo en las sesiones de cierre semanal, con demanda para casi todos los valores, subidas espectaculares en el grupo bancario y expectativas de que continúen las mejoras, al menos en las primeras reuniones de la próxima semana.
Con todo, el comportamiento más sorprendente fue el que registraron los valores industriales y, muy especialmente, los metalúrgicos.
La explicación a este fenómeno hay que buscarla en la especial atención que fijaron los especuladores sobre estos valores. Sus características actuales les convierten en los mas idóneos del mercado, para realizar con ellos operaciones a corto plazo, con oscilaciones profundas en sus precios. Su nivel más o menos aceptable de liquidez, la abundancia de acciones de este tipo y el olvido -y hasta desprecio- en que les han sumido los especialistas a la hora de componer sus carteras, ofrecen muchas posibilidades para los especuladores más avezados, siempre que se limiten a acompañar al mercado en su tendencia.
A la hora de realizar las ventas es cuando se plantean casi todos los problemas, pues hay que establecer el momento en que las órdenes de compra de los peor informados estén a punto de interrumpirse y vender automáticamente. Y aquí sí que es imprescindible ser el primero y dejar los últimos cinco, duros para que los gane otro.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.