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La nave "Columbia" fue lanzada ayer con éxito al espacio, por segunda vez, desde cabo Cañaveral

"Suave como la seda" fue la primera frase del coronel Joe Engle a los dos minutos de vuelo de la nave espacial Columbia, que despegó a las 10.10 horas (16.10, hora de Madrid) desde el centro espacial Kennedy, en cabo Cañaveral (Florida). "Todo va perfecto a bordo", agregó Engle, a quien acompaña el capitán Richard Truly en su misión, que de cinco días quedó reducida a dos por detectarse un fallo en uno de los tres generadores. El transbordador tomará tierra el sábado, a las 01,10 (hora de Madrid), en la base de Edwards (California).

Los aplausos y manifestaciones de alegría del público, técnicos y periodistas que presenciaron la salida en directo de la nave espacial Columbia borraron, desde las imágenes transmitidas por la televisión, el sentimiento de frustración que habían creado los repetidos retrasos del despegue de la segunda misión al espacio del trasbordador Columbia. A los dos minutos del inicio del vuelo, acompañado del espectáculo de luz, sonido y color, la Columbia se desprendió de los dos cohetes propulsores auxiliares, que cayeron en aguas del Atlántico, sien do recuperados para su posterior uilización.

A los nueve minutos, el tanque de combustible de hidrógeno líquido se despegaba también, como estaba previsto, desintegrándose en el aire antes de caer en partículas en aguas del océano Indico.

La Columbia entró en su primera órbita a la hora de haber iniciado el vuelo en cabo Cañaveral, comenzando su primer giro alrededor de la tierra a una velocidad de unos 25.000 kilómetros por hora, a 250 kilómetros de distancia del planeta.

Primeros experimentos

Con jornadas de trabajo alternadas con períodos de descanso, en la cabina de la nave Columbia, con capacidad para siete tripulantes, Engle y Truly, en su primera misión espacial, realizarán labores de ensayo para futuras operaciones prácticas de la Columbia u otras naves similares. Estudios sobre la contaminación atmosférica, radiografías del globo terráqueo, de capital importancia para determinar nuevos descubrimientos de minerales, y, en especial, ensayos con el brazo articulado capaz de reparar o retirar satélites artificiales serán las principales funciones de la Columbia.

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Este segundo vuelo del ingenio espacial será seguido de otros dos en primavera y otoño del año próximo, dentro del programa previsto de unas treinta misiones espaciales del mismo estilo programadas por la NASA, que ve paulatinamente coronado por el triunfo su presupuesto de unos 10.000 millones de dólares del plan Columbia, en marcha desde 1972.

En su presente misión, la nave Columbia, con todos los elementos de un vehículo espacial, pero con la configuración aerodinámica de un avión convencional, pasó apuros de última hora, que causaron retrasos y desánimo entre los responsables de la NASA.

Primeramente, el vuelo estaba previsto para el 30 de septiembre último. Después se aplazó hasta el 9 de octubre. Finalmente el cronómetro se paró 31 segundos antes del despegue, el pasado día 4 de este mes, por problemas de exceso de presión en los motores auxiliares de la nave, de vital importancia para las funciones de movimiento en el espacio y aterrizaje.

Un retraso suplementario de ocho días, el cambio de dos filtros de aceite y el costo adicional de dos millones de dólares se vieron completados con una nueva fase de suspense, al fallar una de las cajas negras, de las dieciséis con que está equipada la nave, cuya misión es la de transmitir y mantener el enlace de las comunicaciones entre el transbordador espacial y los centros de control en la Tierra.

Una carrera contrareloj caracterizó las últimas veinticuatro horas antes del vuelo, cuando los ingenieros de la NASA cambiaron por dos veces la unidad de comunicaciones, fallando en ambas ocasiones.

Pero los filtros de aceite, las unidades de comunicaciones o, como ocurrió en el primer vuelo de la Columbia, en abril de este año, la pérdida de unas trescientas losetas de protección térmica, son los imprevistos que los técnicos esperan eliminar en futuras misiones de ese tipo de aeronaves, primeras de la historia espacial capaces de entrar en órbita de nuestro planeta, regresar a la Tierra por sus propios medios y ser reutilizadas en posteriores misiones.

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