La difícil encrucijada de los inversores
Los mercados de valores españoles, a través de unas declaraciones del síndico presidente de la Bolsa de Madrid, Manuel de la Concha ("La CEOE y la crisis de UCD han precitipado la caída de la bolsa") , han lanzado, aunque no haya sido más que informalmente, su alerta sobre las repercusiones que la estrategia de la CEOE, en relación con el desarrollo del Acuerdo Nacional de Empleo (ANE), podría tener sobre el mundo empresarial de forma inmediata, y sobre la actitud de los inversores en segundo término.Las manifestaciones de Manuel de la Concha en el sentido de que la ruptura del ANE representaría un atentado contra las esperanzas del inversor, no suponen ninguna novedad para los habituales de las bolsas, quienes en múltiples ocasiones han venido comentando el efecto tremendaniente perjudicial para las empresas que representaría la ausencia de un marco donde comerizar a negociar los convenios colectivos del próximo año.
Pero esta tesis es común, tanto a los inversores particulares (que ven con horror la posibilidad de que se plantee un "invierno cafiente", con la secuela de huelgas, conflictividad laboral y, en definitiva, rebaja de productividad en las empresas), como para la banca, cuya actividad financiadora en el ámbito empresarial es fundamental, y a la que una situación como la que significaría una negociación abierta, acabaría por afectar a sus cuentas de resultados (por la vía de las dificultades de las empresas que, en última instancia, son las destinatarias de sus créditos).
Actividad política
Algunos empresarios consultados por este diario no han dudado tampoco en criticar lo que califican de "actividad fundamentalmente política" por parte de los miembros de la cúpula de CEOE, en deterioro de las verdaderas necesidades que las empresas españolas tienen en estos momentos
Tanto los "patronos" bancarios como los empresarios de sociedades industriales ven con una tremenda preocupación el futuro inmediato de las sociedades, y contemplan con recelo las maniobras en el campo político de los hombres de la cúpula de CEOE que, en el supuesto caso de que lleguen a cuajar, obtendrán su fruto "probablemente cuando todos estemos ya ahogados", según manifestaciones de un cualificado gerente empresarial.
Por otra parte, las reticencias de los representantes sindicales suben de tono a medida que pueden confirmar -según ellos- las prácticas obstruccionistas que los representantes empresariales vienen planteando en el desarrollo de las negociaciones del ANE.
Este es el panorama con el que se enfrentan los inversores a la hora de decidir sus opciones de cara al final del ejercicio. No es de extrañar, por tanto, la más que evidente desviación hacia la inversión en bonos del tesoro que vienen manifestando a lo largo del presente ejercicio, buena partede los bancos más importantes, sobre todo si se tiene en cuenta el evidente deterioro del riesgo a asumir, y la caída en la demanda de crédito. Pero a estas opciones no tienen acceso los inversores individuales, quienes deben fijar sus criterios de selección de activos dentro de un ambiente poco propicio.
Por si esto fuese poco, los mercados internacionales tampoco presentan una situación de firmeza que pueda resultar orientativa, de los derroteros que van a seguir las finanzas nacionales en un período mas o menos breve de tiempo.
Por tanto, las realizaciones de beneficios se antojan lógicas, por más que algunos representantes de los empresarios se empeñen en. indicar que su labor en el campo político tendrá resultados en un futuro no demasiado lejano. Sin contar con el beneplácito de la banca es muy difícil cuajar ningún tipo de proyecto, ni político ni económico, en este país, y en este caso las voluntades del sector di stan mucho de resultar unánimes, e incluso las manifestaciones públicas de algunos de sus portavoces más bien apuntan un tono reprobatorio para con la reciente actitud de la patronal.
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