Descubierto un nuevo espía inglés de la "red de Cambridge"
La saga de los espías británicos tiene ahora un nuevo personaje y promete continuar con nuevas revelaciones. Leo Long, antiguo alumno del profesor Anthony Blunt en los años treinta, en Cambridge, ha confesado que pasó a los soviéticos, por intermedio de Blunt, información secreta sobre las actividades militares alemanas durante la segunda guerra. A medida que pasa el tiempo, la "red de Cambridge" parece cobrar insólitas dimensiones.
, Leo Long, de 64 años de edad y ejecutivo jubilado de una empresa cinematográfica, estudió alemán y francés en Cambridge, donde se graduó con matrícula de honor, siendo Blunt uno de sus tutores.Obsesionados con el auge del poderío nazi en Alemania y con la crisis económica internacional, muchos de estos jóvenes estudiantes de Cambridge se afiliaron al partido comunista.
Con el advenimiento de la segunda guerra, Long, debido a sus indudables dotes lingüísticas, fu e reclutado por el MI-14, el servicio de espionaje que controlaba las operaciones militares de los alemanes, especialmente desde el puesto de escucha y descifrado de Bletchley. Fue entonces cuando en la vida de Long reapareció Blunt, entonces en los servicios de contraespionaje MI-5. Blunt convenció a Long de que la información que podía pasarles a los soviéticos podría ser muy útil, y para ello, normalmente cada dos semanas, se entrevistó con Long.
En aquellos tiempos de la Operación Barbarroja -la invasión alemana de la Unión Soviética- el Gobierno británico pasaba formalmente parte de esta información a los soviéticos, sin revelar todo lo que sabían ni sus fuentes. Las informaciones de Blunt, Long y del resto de la red de espías podrían haber permitido al Gobierno no sólo aumentar los datos a su disposición, sino también controlar la franqueza de sus aliados occidentales.
Tras la deserción de Guy Burguess y de Donald McLean a los soviéticos, en 1951, Blunt confesó sus actividades en 1964, sin por ello revelar los nombres de todos los implicados. Poco después el MI-5 interrogó a Long, pero éste no se acuerda de los nombres. Ahora Long tampoco quiere revelarlos en público, pues "algunos de ellos pueden estar en cargos de alta responsabilidad".
Las confesiones de Blunt y Long vinieron forzadas por las declaraciones en 1964 de Michael Straight, de Estados Unidos, al FBI, admitiendo haber espiado para los soviéticos. Inmediatamente, $traigth fue interrogado por los servicios secretos británicos, quienes descubrieron las actividades de Blunt, Long y Alister Watson, científico residente en el Reino Unido, que se ha negado a. hacer declaraciones en público.
Hace siete meses, cuando surgieron nuevas revelaciones sobre los espías británicos, la primera ministra, Margaret Thatcher, decidió crear una comisión de investigación de los servicios secretos, presidida por lord Diplock. En aquella ocasión, Thatcher se refirió a la declaración del fiscal general, sir Michael Harvers, en noviembre de 1979 -cuando el caso Blunt surgió a la luz pública-, afirmando que el antiguo asesor artístico de la reina Isabel II de Inglaterra había sido el único que en 1964 había recibido inmunidad formal por confesión. Long ha declarado que en 1964 sus interrogadores no le prometieron una inmunidad formal, pero sí le afirmaron que sería "muy improbable que fuera llevado ante los tribunales". Varios diputados, entre elíos Ted Leadbitter, quien excusó a Blunt en 1979, quieren saber ahora de otros casos y del conocimiento que tiene el Gobierno sobre otros espías soviéticos situados en altos cargos de la Administración.
Long supo que su caso iba a salir a luz pública tras la publicación del libro de Nigel West sobre las actividades del MI-5 durante la segunda guerra mundial. Long consideró la posibilidad de suicidarse, pero no lo hizo por respeto a su mujer, con la que se casó en 1951 y a la que no reveló nada de sus actividades pasadas hasta el último viernes.
El quinto hombre de la red
Long ha declarado que después de la segunda guerra mundial no volvió a pasar información a Blunt. Chapman Pincher, el autor del libro De profesión, traidores, que siete meses atrás causó tanto escándalo, ha afirmado, sin embargo, que después de 1945 Long siguió pasando información a los soviéticos, cuando trabajaba en los servicios de inteligencia de la comisión británica de control de la zona ocupada de Alemania. Según este autor, Long y Blunt se entrevistaron en 1946.
Pincher mantiene que cinco de los presuntos espías de la "red de Cambridge tienen en la actualidad títulos de nobleza y ocupan altos cargos en la Administración del Estado británico. Pincher afirma asimismo que Long no fue llevado ante los tribunales por decisión de sir Roger Hollis, director general del MI-5 en los años sesenta y sospechoso durante algún tiempo de ser espía soviético, acusaciones que la propia Margaret Thatcher rechazó.
Las últimas revelaciones muestran las dimensiones de la penetración soviética en los servicios de inteligencia británicos antes y durante la segunda guerra mundial. Todos los Estados espías entraron en estos servicios secretos antes de 1948, cuando se cambió el sistema de selección de los candidatos. Sin embargo, las revelaciones de Igor Gouzenko, que se pasó a Occidente, en Canadá, en 1945, muestran que debía haber un espía soviético en el corazón del MI-5 que aún no ha sido revelado. Tras Anthony Blunt, Donald McLean, Guy Burguess y Kim Philby, el quinto hombre está aún por descubrir.
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