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La solución de la crisis económica española requiere fórmulas innovadoras con acuerdos sociales amplios y duraderos

La necesidad de poner en práctica soluciones nuevas e imaginativas a la crisis económica, a través de acuerdos sociales amplios y de larga duración, fue puesta de manifiesto ayer por cinco de los más prestigiosos economistas españoles en el debate que sobre el tema genérico "Ocho años de inflación y estancamiento en España" celebró en Madrid la Fundación para el Progreso y la Democracia

Aunque no todos los ponentes -Fuentes Quintana, Velarde Fuertes, Ramón Tamames, Guillermo Piera y Eduardo Punset- apuntaron las mismas soluciones ni identificaron las mismas causas, sí hubo a lo largo de la discusión "por lo menos cinco puntos de consenso", según los definió el profesor Fuentes, en los que todos se mostraron de acuerdo a la hora de identificar los factores que caracterizan la situación actual de crisis: caída de la actividad económica, aumento dramático del desempleo, caída de la inversión, desplome del ahorro y pérdida en la relación real de intercambio de la economía española.Desde un punto de vista académico diferente, y en defensa de escuelas económicas no coincidentes, los cinco conferenciantes y, el moderador, el catedrático José Jane Sola, pasaron revista a los datos estadísticos conocidos que ilustran la crisis económica española para apuntar, desde el punto de vista personal, los remedios que consideran idóneos.

En todas las intervenciones, sin embargo, se pudo constatar una latente crítica a la gestión gubernamental en el terreno económico a lo largo de estos ocho años de crisis, pese a que algunos de los participantes justificaron, en ciertos casos, etapas concretas de dicho período (caso de Fuentes Quintana) o achacaron a la transición política gran parte de la responsabilidad del fracaso en la solución de la crisis.

La carga del déficit público, su crecimiento, la necesidad de controlarlo y de convertir el gasto público en Inversión productiva, fue también un tema que unió a los cinco ponentes, a pesar de que alguno de ellos -el profesor Fuentes- apuntó que el salvaje incremento del mismo ha sido consecuencia del crecimiento de las aspiraciones de la sociedad y de sus exigencias para que sea el Estado quien resuelva todos los problemas.

Quizá el más agudo del coloquio, en lo que respecta a la crítica, el catedrático y diputado Ramón Tamames, señaló que, desde el inicio de la época considerada, "la política gubernamental no ha sido muy afortunada", como lo demuestra el hecho del paso de siete equipos económicos distintos en sólo ocho años Tamames fue particularmente duro con la labor de lo que él llamó el tándem García Díez-Anselmo Calleja, caracterizado por "su claridad a la hora de ver los árboles e ignorar el bosque".

Desde el punto de vista de los liberales, el economista del Estado, Guillermo Piera señaló que el origen de la crisis se encuentra en el descuido por los planificadores de la oferta y en el hecho de que ésta resultara insuficiente en algunos momentos para una demanda disparada.

El catedrático Velarde Fuertes identificó, por su lado, tres aspectos de la crisis: el económico (fuerte aumento de los precios de la energía), el social (que provocó la caída del excedente neto de la explotación) y el problema del sector público, cuyo saldo deudor es alarmante.

A la hora de hacer un balance, el profesor Fuentes Quintana abogó por la moderación del incremento de los salarios y la flexibilización de plantillas; mayor inversión pública productiva, reducción del déficit público, mayor estabilidad y flexibilidad de la economía e incremento de la capacidad exportadora.

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