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El Parlamento polaco debate la suspensión del derecho de huelga

El general Wojciech Jaruzelski, que mantiene los cargos de primer ministro, ministro de Defensa y primer secretario del Partido Obrero Unificado de Polonia (POUP, comunista), solicitó ayer al Parlamento (Sejm) que apruebe la prohibición del derecho de huelga o, en su defecto, la adopción de medidas excepcionales. Sin embargo, mantiene abiertas las puertas al diálogo social a través de un reajuste gubernamental en el que han sido expulsados enemigos de Solidaridad y se ha dado entrada a independientes y católicos.

La línea de firmeza adoptada por JaruzeIski ante el Sejm ha recibido un apoyo implícito del propio sindicato Solidaridad, que en la noche del jueves solicitó a sus miembros que cesaran las huelgas salvajes, aunque su Comisión Nacional (KKP) matizase que «nadie puede privarnos del derecho de huelga, y no lo permitiremos». El sindicato pidió que los propios obreros renunciasen a los paros, dada la situación crítica por la que atraviesa el país y la posibilidad de que «la opción pierda el apoyo de la organización población».Por el momento, esa población respalda al ciento por ciento al sindicato, según una encuesta de la agencia oficial Interpress conocida ayer, y cuyos resultados establecen que el 90,5% tiene confianza en la Iglesia, y sólo el 17,9% en el Gobierno. La encuesta añade que solamente el 4% mantiene su confianza en el POUP, y el 75% es favorable al Ejército.

En su discurso ante el Sejm, Jaruzelski solicitó que se apruebe una resolución destinada «a poner fin a las huelgas» y a «acabar con las actividades dirigidas contra el orden público». El primer ministro transmitió al Parlamento un proyecto de ley que prevé medidas excepcionales en caso de que no se prohiban las huelgas. Pero, al mismo tiempo, ayer se anunció que en breve los polacos podrán disponer de pasaporte. -

Sin embargo, en su discurso, JaruzeIski insistió en su propósito de colaborar con todas las fuerzas nacionales y convocar «un consejo de entendimiento nacional», así como definir un nuevo frente de unidad nacional, que se plasmaría en la creación de un Consejo Social Consultivo, anexo al de Ministros, compuesto por representantes de medios científicos, económicos y artísticos, que tratarán cuestiones de interés nacional.

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Tres ministros contrarios a Solidaridad han sido destituidos de sus cargos

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Se da por descontado que se apruebe la abolición del derecho de huelga, dada la mayoría comunista en el Sejin. Pero. hay un dato sin precedentes en la Europa del Este: un partido,el Democrático, cuyo presidente, Edvard Kowalczyk, acaba de entrar en el Gobierno polaco, se opondrá a las restricciones del derecho obrero conseguido en los acuerdos de Gdansk. El Partido Democrático, integrado en el Frente de Unidad Nacional (dominado por los comunistas), se ha distinguido por su - línea independiente en los debates parlamentarios, desde que en marzo pasado Kowalczyk accedió a su presidencia.

Los seis cambios gubernamentales aprobados ayer son en todo caso del agrado de Solidaridad, como consecuencia de la expulsión de tres enemigos reconocidos del sindicato libre y la entrada de un católico y un independiente. Pero el cargo más significativo es el de Keiwalzcyk, nombrado viceprimer ministro, encargado de Comercio Interior, Trabajo, Salarios, Economía Comunal y Construcción de Viviendas. Sustituye a Stanislaw Mach, contrario al sindicato y presente en la ciudad de Bydgoszcz durante la crisis del pasado mes de marzo, cuando se reprimió con dureza una manifestación de militantes del sindicato independiente.

El católico del grupo Pax Zenon Komender se ocupará de Comercio Interior, y el independiente Janusz Kaminski, de Transportes. Los dos sustituyen a hombres conocidos por su animadversión hacia Solidaridad. Hay relevos además en Comercio Exterior, Materiales Básicos y Construcción. Los cambios significan para algunos el comienzo de la coalición anunciada por Jaruzelski. En la reunión de ayer se señaló que Kowalczyk y Komender militaron en el ejército polaco del interior (no comunista) en la segunda guerra mundial.

Por su parte, Lech Walesa ha iniciado un nuevo viaje a los puntos donde persisten huelgas (Zielona Gora, Zyrardow y Tarnobrzeg) para tratar de encauzar la insatisfacción popular.

La actitud de la presidencia de Solidaridad de solicitar la renuncia a la huelga ha causado sorpresa en Varsovia, veinticuatro horas después del éxito del paro general de una hora para la organización de Walesa y en tanto que la manifestación, según los propios líderes sindicales, debía servir para demostrar la fuerza real del sindicato.

Medios occidentales destacados en Varsovia se interrogaban ayer sobre el futuro de la situación en base a lo que pudiera interpretarse como un "repliegue" de Solidaridad frente al Gobierno, lo que podría ser aprovechado por los sectores "duros" para iniciar una contraofensiva contra la organización obrera.

Este deseo de emplear la "dureza" frente a la democratización recibió ayer el apoyo del número 2 del régimen checoslovaco, Basil Bilak, que en un pleno del PC checo solicitó la total prohibición de Solidaridad. Bilak, jefe de filas de los ideólogos y del más absoluto prosovietismo en Praga (fue uno de los personajes que solicitaron la intervención en 1968), criticó al depuesto primer secretario del POUP, Stanislaw Kania, a quien acusó de traición por no haber utilizado "medios implacables y firmes" para corregir la situación.

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