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América y la Luna

Se me pregunta cómo veo yo este 12 de octubre.-Como español, mirando a la Virgen del Pilar. Y como terráqueo, a la Luna.

-¿Cuál es el enlace de la Virgen del Pilar con América? ¿Y con la Luna?

-Con la Luna después lo explicaré. Primero, la Virgen del Pilar y su matronato de América. Debido originariamente a que las preces de los monjes Gerónimos en su templo de Zaragoza hicieron llegar a América las naves de Colón un 12 de octubre, el de 1492. (Por eso, también se festeja tal día otra Virgen enlazada a la orden Gerónima: la americanísima de Guadalupe).

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-¿Y por qué es la del Pilar aquella también de la Guardia Civil?

-Pues como la Purísima lo es de la Infantería española, aunque por motivos diferentes. La Purísima era el misterio de la Inmaculada, de la pureza virginal ante el honor viril, a lo calderoniano. Culto que hoy, con la libertad sexual, casi ha desaparecido, a pesar de los esfuerzos por revalorizar a su gran pintor Murillo.

- ¿Y la relación del Pilar con la Guardia Civil?

-¡Ah! Hay que remontarse a los mismos orígenes de la defensa cristiana de España, cuando se le apareció la Virgen a Santiago apóstol sobre una columna o pilar en Zaragoza. Ordenándole el ¡Cierra España! ¡Defiende a España! La Virgen desapareció. Pero su columna o pilar quedó como nuestro Axis mundi, tal que el símbolo de Nehru para los indios, el de Harsberezarti para los iraníes, el Tabor para los israclíes, el Shri Prada en Cellán. El Pilar, nuestro zigurat, nuestro Teocalli. Y Santiago ¡el primer guarda para nuestra civilidad! Contra irruptores agarenos en el Medievo, franceses cuando Napoleón. Y allá, en América, guardando y civilizando pueblos que aún llevan su nombre en Chile, Argentina, Cuba y tantos otros.

-Y ahora, ¿por qué el 12 de octubre miro yo a la Luna?

-Porque conviene emparejar esta fecha terráquea con otra extraterrestre, la del 25 de septiembre de 1959, cuando una carabela sideral llegó a la Luna en forma de cohete soviético. Y la del 21 de julio de 1969, al fin, ¡con un nuevo Colón!, Neil Alden Armstrong, al posar, cauteloslamente, la planta de su pie sobre el suelo lunar. Una nueva colombiada que dejaba ya atrás aquella de don Cristóbal. A los 467 años, el pertinaz Colón que es el hombre acababa de arribar a otro Nuevo Mundo, aunque no tanto como el anterior.

-¿Por qué?

-A América llegó, Colón por equivocación pensando que desembarcaba en la India. Era un continente ignoto, mientras la Luna, el más noto entre los astrales. Y al que el hombre tuvo siempre delante como un espejo cósmico. Mientras de América Colón no averiguó gran cosa, de la Luna el hombre sabía ya casi todo. No sólo científica, sino hasta poéticamente. Por astronomía y por leyenda. Sus montes, cráteres, relieves, manchas, dándoles nombres antes que a los de América. Y conocía su magia antes de la del Popol-Vuh. Los propios americanos descubiertos por Colón conocían de la Luna más que de la Europa de donde llegara el almirante. Para los guaraníes -por ejemplo-, la Luna Yacy no era una fémina, sino un astro varonil, amoroso y peligroso, cuya luz fecundaba y bastaba bañarse una doncella en un lago lunado, aguas luneras, para perder su doncellez.

-Qué fue más trascendente, ¿llegar a América o a la Luna?

-El llegar a América. Porque

además de buscar espacios, también ganar almas, salvar hombres. Sin embargo, por mucho que admiremos aquellas carabelas de la reina Isabel, no se puede cerrar los ojos ante la realidad asombrosa del cohete estelar. Hace años, José Bergamín publicó un libro, El cohete y la estrella, como símbolo de lo inasequible. Hoy la estrella se ha hecho asequible al cohete. Dejando el cohete de ser juego y fuego de artificio, constelación de verbena, ilusión de poetas y niños, en la noche azul.

-¿Qué otras diferencias?

-Hasta el cohete estelar, América fue la tierra del futuro. Hoy lo es del pasado, como Europa. Aquella técnica prevista por Bacon en su Novum Organum logró su meta teorética: "Extender el poder y el imperio del género humano sobre todo el universo". O como recomendaba

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