Silencio de la Iglesia
Me dirijo a usted para expresarle mi extrañeza sobre la actuación de EL PAIS respecto al tema candente del envenenamiento por el aceite de colza desnaturalizado. ¿Cómo con tantas y tan buenas plumas que colaboran en ese periódico aún no se ha analizado la ausencia de una condena tajante de la Iglesia sobre esta clase de fraudes? Porque respecto al tema del divorcio, ¡hay que ver los ataques que hicieron al ministro de Justicia y a la Administración en general (indirectamente, claro)! -Y qué de pastorales rasgándose las vestiduras! Parece como si la jerarquía eclesiástica, respecto a este tema, considerase, como Reagan: "que son asuntos internos" de tres o cuatro ministerios. ¿Cómo es posible que la Iglesia no se haya pro nunciado con toda dureza en este asunto, estando en juego dos mandamientos, como son "no matarás" y "no robarás"? ¿Es que estos mandamientos contravenidos no han "deshecho" familias, que era lo que tanto les preocupaba con respecto al divorcio? Sólo se me ocurre consólarme pensando que la Iglesia somos todos y cada uno de los católicos, porque si pienso en la Iglesia-oficial-administrativa me puedo echar a llorar después de una respetable dosis de indignación.Soy una persona de a pie que no pertenece ni al grupo de los envenenados ni al de los implicados, ni piensa divorciarse, ni pertenece a partido político o sindicato alguno.
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