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El Parlamento polaco aprueba una ley sobre la autogestión que satisface las exigencias de Solidaridad y del Gobierno

En vísperas de la inauguración, hoy, de la segunda fase del I Congreso de Solidaridad, se ha dado un paso adelante en la reanudación del diálogo entre sindicalistas y autoridades, al aprobar ayer el Parlamento polaco (Sejm) un compromiso entre ambas partes sobre la autogestión. Ahora la última palabra la tiene el congreso obrero, quedebe ratificarlo. El tema de la autogestión venía enfrentando a los sindicalistas de Lech Walesa con las autoridades comunistas, y sólo se consiguió mejorar el clima social al aprobar, el pasado lunes, la presidencia (KPP) de Solidaridad el texto del compromiso, basado en una vía intermedia entre los proyectos autogestionarios del Gobierno y los del sindicato libre.

El compromiso prevé tres opciones, según las empresas. En algunas, el Gobierno será el único responsable del nombramiento del director. En otras será la Admnistración la que le nombre, pero los obreros podrán ejercer el derecho de veto. Y, en un tercer caso, serán los trabajadores los encargados de elegirle, aunque habrá de contar con el visto bueno de las autoridades.Los sindicatos regionales (MKZ) de Lodz, Plock, PiotrkowTrybunalski y Bydgoszcz declararon ayer que este compromiso "es contrario" a los acuerdos logrados en la primera fase del Congreso de Solidaridad. Sin embargo, se presume que Lech Walesa y la dirección sindical impondrán una línea moderada frente al extremismo de algunas bases.

De conseguirlo, se abriría una puerta al diálogo, al ser derrotadas las tendencias políticas radicales del sindicato, contra las que las autoridades siguen descargando sus críticas. En tal sentido hay que interpretar el deseo de los miembros del grupo de oposición Comité de Autodefensa Social (KOR) de disolverse, por ser el centro de las críticas en todo el Este como instigador del rumbo político de Solidaridad.

Debate abierto

A pesar de que el texto del compromiso sobre autogestión se aprobase por unanimidad, los debates parlamentarios, que comenzaron el miércoles, alcanzaron un grado de crítica y libertad de expresión inusual en la zona de influencia soviética.La tensión subió de tono cuando un sector comunista, apoyado por miembros del Buró Político, intentó una votación contraría al compromiso y que se aprobase, en cambio, el texto inicial propuesto por el Gobierno.Parlamentarios "sin partido", miembros de los grupos católicos Pax (próximo al poder) y Znak, así como diputados del Partido Democrático y Agrario (del Frente de Unidad Nacional, monopolizado por los comunistas) denunciaron la maniobra e increparon a representantes del poder, como al viceprimer ministro, Myeczyslaw Rakowski, con fama de liberal, porsus críticas "a una organización de diez millones de miembros" (Soli daridad).Sin embargo, a pesar de las divergencias, todas las intervenciones versaron sobre la necesidad de la unidad nacional. Las autoridades y el propio primer ministro, general Wojciech Jaruzelski, así lo mantuvieron. Es "posible el diálogo si Solidaridad retorna a un camino socialista inequívoco", afirmó el militar . Representantes de Pax y Znak se refirieron a la necesidad de un "frente nacional" que gobierne con el POUP, Solidaridad y la Iglesia.Este clima de ligero optimismo, previo al congreso sindical, está enturbiado por la huelga de 30.000 mineros de Silesia, que protestan desde ayer por la detención de un líder de Solidaridad en la ciudad de Knurow.

Mientras tanto, las presiones soviéticas siguen haciéndose patentes. El jueves, la Prensa de la URSS informó de una carta de miembros del POUP en la que solicitan un pleno de su Comité Central para depurar el partido, incluidas sus altas esferas, "de quienes participan en la campaña de acuerdos con Solidaridad".

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