Pérez-Llorca afirmó en la ONU que España no admite injerencias en su política exterior

En el discurso pronunciado por el ministro español de Asuntos Exteriores, José Pedro Pérez-Llorca, ante la 36 Asamblea General de Naciones Unidas, en Nueva York, quedó indirectamente de relieve el deseo del Gobierno español de reafirmar su voluntad de incorporarse a la OTAN, aunque no citó expresamente esta opción política. Advirtió también de manera indirecta a la URSS, que «España no admite interferencias» en cuanto a su manera de organizarse para defender el mantenimiento de la paz y seguridad internacional.

El discurso, poco conciso, de Pérez-Llorca se acompañó de la «reafirmación inequívoca de la opción eurooccidental», destacandó los valores de los sistemas democráticos en que se basa.Las posiciones de la política exterior española hacia Suramérica, Mogreb, Sahara, Guinea, Namibia, Oriente Próximo, Afganistán, Kampuchea, los derechos humanos y el terrorismo completaron el corolario del discurso, sin olvidar una tradicional cita: Gibraltar. Tema este último que parece continuar bloqueado, tras la ausencia de resultados nuevos al término de la entrevista mantenida en Nueva York entre Pérez-Llorca y Carrington.

Exceptuando los apartados específicos del Sahara, Gibraltar y Guinea, donde España cuenta con intereses o vínculos particulares, el discurso de Pérez-Llorca discurrió por los cauces marcados en la línea de la política exterior norteamericana, con escasos matices en temas como la situación en Centroamérica, o en el caso palestino, pero sin la claridad de otros ministros de Asuntos Exteriores de Europa occidental, más firmes a la hora de marcar su posición respecto a la política exterior de la Administración Reagan. En relación con Latinoamérica, lamentó la «sangre y la tragedia» que azota a algunos «pueblos hermanos centroamericanos », quejándose de cualquier tipo de injerencia en sus procesos de cambio.

Respecto a Africa, hizo particular hincapié en la situación en el ex Sahara español, donde España «está de acuerdo en los principios recomendados por las instancias internacionales» y, en particular, «el de la expresión de la voluntad de la población».

Citó como «hecho de capital importancia», la iniciativa de la cumbre de Nairobi y la aceptación por parte del rey Hassan de Marruecos de celebrar un referéndum.

La «colaboración con Guinea», en la media"a en que el pueblo y e Gobierno lo deseen «libremene» continuará por parte de España según expuso Pérez-Llorca ante la Asamblea de la ONU. Recordó que el pueblo de Namibi «tiene derecho a la autodeterminación y soberanía inmediata sobre la totalidad del territorio».

Advirtió que el Gobierno de Suráfrica debe abstenerse de «incursiones» contra países fronterizos.

Oriente Próximo fue analizado bajo una perspectiva tradicional, con recuerdo de la condena española, e internacional, al ataque de Israel contra Irak y a las iniciativas positivas que suponen el plan saudí para el conflicto del Oriente Próximo. En relación con los palestinos, precisó que es necesario «establecer un mecanismo político de negociación en el que estén presentes y se acepten como interlocutores Israel y el pueblo palestino».

Condenó la «dura agresión soviética contra el pueblo afgano, que dura más de año y medio», así como la de Kampuchea. cuyo pueblo camboyano «sigue siendo víctima de ocupación y vioIencia».

Sobre el nuevo orden económico internacional, Pérez-LIorca se quedó a mitad de camino entre las posturas superliberales expuestas, el pasado lunes, por Alexander Haig, donde toda cooperación con el Tercer Mundo pasa por la iniciativa privada, las del francés Claude Cheysson, partidario de ayuda masiva pública para los países en vías de desarrollo. «El Gobierno español ha dado claro testimonio de su posición al incrementar de manera radical su ayuda a los países menos desarrollados». Habló del diálogo Norte-Sur -del que España no forma parte-, cuya próxima sesión a nivel de jefes de Estado o de Gobierno reunirá, el próximo 22 y 23 de octubre, en Cancún (México), a veintidós países desarfollados y en vías de desarrollo.