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La mejor feria de otoño de Madrid

Don Livinio Stuick creó la feria de otoño y no le sacó fruto. Quizá eran otros tiempos (parece que entonces llovía más que ahora), pero para todo, para el toreo también, pues las figuras no querían venir a Madrid en septiembre y no había nadie con ángel -o demonio- para sustituirlas. Manolo Chopera, el nuevo empresario de Las Ventas, ha conseguido, en cambio, una estupenda feria dentro de la que quizá sea mejor temporada madrileña de los últimos años, para lo cual ha aprovechado el cartel de los diestros veteranos y ha montado el abono como debiera concebirse siempre: el toro y diestros triunfadores.Los victorinos, de gran casta y presencia, dieron categoría torista a la feria, y el cartel teóricamente modesto del sábado constituyó uno de los mejores aciertos, pues alternaban dos espadas resucitados en los festejos veraniegos con uno de los predilectos de la afición de Madrid, cual es el caso de Julio Robles. El plato fuerte del domingo, llamado la corrida del arte, cuyo desenlace era más difícil de predecir que una quiniela, tuvo uno de los múltiples resultados que eran previsibles, y Antoñete cuajó tres muletazos para la historia. La novillada, de fáciles reses y espadas compuestos, fue un final amable. El público, que respondió -económicamente también ha sido un acierto la feria-, se quedó con hambre de toros.

La feria de otoño en Madrid ya tiene créditos bastantes para el año próximo, para el que se prevé un número de festejos sin precedentes en esta plaza. El proyecto de la empresa es empezar lo antes posible -quizá en el mes de febrero-, dar la habitual feria de San Isidro, y durante el desarrollo del Campeonato Mundial de Fútbol, toros todos los días que no haya partido. Naturalmente, con independencia de la recién reinstaurada feria de otoño, de los festejos todos los domingos y festivos y de las novilladas de promoción.

Es posible que este invierno se realicen obras de ampliación de Las Ventas, para ganar tres o cuatro filas de tendido, a costa del diámetro del redondel. No está muy claro que los resultados de esta modificación de la plaza vayan a ser ventajosos. Ganará el aforo de la plaza, y precisamente en las localidades más caras, es cierto, pero puede perder condiciones para la lidia.

El final de la temporada no puede hacerlo la empresa arrendataria antes del 18 de octubre y, según su jefe de relaciones públicas, Luis Alvarez, si el tiempo acompaña continuará en la medida de lo posible. No obstante, un paréntesis de cuatro o cinco meses párece excesivo para cualquier espectáculo, y aún más en los toros, cuando existe en la capital una numerosa, entendida y apasionada afición. Quizá se prueben fórmulas nuevas para organizar festejos menores durante el otoño. Una de ellas podría ser las novilladas aperitivo, con caballos, los domingos a las doce; otra, las becerradas gremiales, que también quiere fomentar la empresa. Lo que en cualquier caso no puede hacer Manolo Chopera es dejar en el olvido a una afición que le ha respondido muy bien esta temporada y que aún le puede responder mejor el año próximo.

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