Municipales
Escribo esta carta como réplica y aclaración al escrito aparecido en ese diario de fecha 30 de agosto de 1981, cuyo título era: "Continúa la discrepancia sobre la sindicación de la Policía Municipal". La Policía Municipal o Guardia Urbana de todo el país espera que de una vez por todas se aclare su situación, y es consciente de que uno de los primeros pasos para lograrlo es la aprobación de nuestros estatutos, aunque también estamos plenamente coiiveiicldos que, de participar en su elaboración sólo Gobierno y ayuntamientos, quedarán muchos cabos sueltos que nosotros, como parte interesada y técnicos en la materia, podemos atar en bien del cuerpo y servicios. Por ello, creo que las conversaciones deben ser trilaterales y no bilaterales como hasta ahora. ¿Es que la Constitución se hizo para adornar las librerías?, porque no es respetada por nadie de los que gobiernan de alguna forma, claro.Queremos unos estatutos que de verdad recojan todos nuestros problemas, que de una vez por todas queden claras nuestras obligaciones y facultades, nuestras competencias, forma de ingresar en el cuerpo, una escala de mandos bien definida, que podría ser la utiliza da por la Policía Nacional; por ejemplo, forma de ascenso, pasar a la Seguridad Social, que se faciliten los traslados denti-o del cuerpo a los compañeros que lo deseen, y no tengan éstos que valerse de ridículas permutas con las dificultades que esto lleva consigo. Que los sueldos pasivos de nuestros companeros jubilados sean actualizados cada año, de acuerdo con los incrementos de la carestía, y lo mismo las pensiones por viudedad y orfandad, y que ternilnen tantas injusticias.
Es vergonzoso que del nivel 8 para arriba perciban sueldos bases del doble, triple o más que los guardias del nivel 4, y que exactamente igual ocurra con los trienios, etcétera. Que los aumentos se sigan haciendo como en el franquismo, de forma tantó por ciento de lo que cada cual cobra, y no lineal como manda la Constitución, ya que todos pagamos por igual los abusivos incrementos de la carestía.
Sobre eso de que el cuerpo tiene características complejas, yo diría características peculiares, no tenemos culpa que esos señores desconozcan nuestra problemática.
En cuanto a la sindicación, en Barcelona la experiencia nos ha demostrado que los muchos sindicatos lo único que han logrado es
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