_
_
_
_
_

Muere un espontáneo en la corrida de Albacete

Femando Eles Villarroel, apodado El Chocolate, de 28 años, casado, con tres hijos, encofrador de profesión. murió ayer en la plaza de Albacete corneado por un toro. Acababa de saltar a la arena el quinto de la tarde, Sospechoso de nombre, sardo. cornicorto, perteneciente la ganadería de los Guateles y que correspondía a El Cordobés. cuando El Chocolate se lanzó al ruedo descamisado y avanzó hasta más allá de la raya de picadores, desde donde citó con su propia camisa. El toro, al que aún no se le había dado ningún capotazo, se arrancó de lejos. Un peón salió para intentar el quite, pero al comprobar que la res venía con muchos pies y sin fijeza eludió el encuentro corrió hacia las tablas. El toro no le persiguió, sino que continuó, descompuesto, su velocísima carrera hacia el espontáneo, y le cogió de lleno, empitonándole repetidas veces con terrible saña. Nadie acudió al quite.

Al parecer. cuando el toro dejó a su presa, Fernando Eles Villarroel, ya estaba muerto. La impresión de la cogida fue enorme entre el público, según informa Andrés Gómez, y más aún el estado en que quedó la víctima, pues desnudo de cintura para arriba como estaba, se le podían apreciar enormes boquetes a la altura de la cintura y en el cuello, d.- los que manaba abundante sanigre, la cual hizo un eran charco en la arena. Según el parte facultativo facilitado en la enfermería, adonde fue trasladado, tenía destrozado el bazo y el hígado y roto el callao de la aorta.

Entre el público se produjo gran confusión, abundaron los desmayos y muchos espectadores abandonaron, horrorizados, sus localidades. Pero además se originó un escándalo mayúsculo contra El Cordobés y su cuadrilla, a quienes el público culpaba de inhibición cuando se produjo la arra-íicada del toro y en la posterior cogida, y les lanzó almohadillas y botes de cerveza, al tiempo que les dirigía indignados improperios. Según Europa Press y la transmisión que de la corrida hacía en directo Radio Nacional, El Cordobés, al ver al espontáneo en el ruedo, habría hecho señales a sus peones para que no intervinieran y le dejaran torear, a pesar de que llevaba una simple camisa como muleta.

La lidia continuó. El Cordobés, que hizo una faena de aliño, fue nuevamente abroncado y poco después se supo en varios sectores del tendido que el espontáneo había muerto. E festejo no fue suspendido y Pa lomo Linares lidió el sexto toro que se protestó por su falta de fuerzas. Terminada la trágic corrida,, El Cordobés fue despe dido con insultos y lluvia de ob jetos contundentes. Rafael de Paula, que también formaba parte de la terna de matadores había tenido aviso con bronca y ovación, y Palomo, oreja.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_