Grupos de ecologistas bloquean durante dos horas un tren con desechos radiactivos en Bélgica
Además del Louise Smits, otro barco holandés de la misma compañía, el Krinsten Smits, transportará al océano Atlántico los desechos radiactivos que provienen de Holanda, Bélgica y Suiza. Los trabajos necesarios para embarcar dicho material quedarán terminados hoy por la tarde, y se calcula que, inmediatamente, ambos buques emprenderán una travesía de tres días que les llevará al cementerio nuclear, frente a las costas gallegas. Ayer, el último tren que transporta desechos radiactivos hasta el puerto de Zeebrugge (Bélgica) quedó bloqueado en la vía durante dos horas a causa de la acción de grupos ecologistas.
Desde el lunes han llegado al puerto de Zeebrugge cuatro trenes procedentes del centro nuclear de Molle, conteniendo residuos que fueron previamente tratados en diversos lugares de Bélgica, como las fábricas de Olen y la Eurochemic, varias centrales nucleares, algunas universidades y centros de investigación, así como hospitales y centros sanitarios. Se trata, en muchos casos, de vestimentas, calzados y utensilios especiales que han estado sometidos a radiación apreciable. Otros dos trenes llegarán todavía en las próximas horas, uno de ellos desde Suiza, hasta completar el total de 4.600 toneladas que salen por Zeebrugge y que van a unirse a las 2.200 que provienen de Holanda.
Al menos en tres ocasiones, de las que EL PAÍS fue testigo directo, jóvenes ecologistas de la ciudad de Brujas y sus alrededores intentaron provocar la detención de los trenes que bajan de Bonn cargados de residuos. Se trató siempre de acciones de comando llevadas a cabo por la noche, en las que se simula la presencia de obstáculos en la vía para que, una vez detenido el convoy, los ecologistas puedan pintar sus protestas en los vagones.
Hacia la medianoche del miércoles, un grupo de jóvenes ecologistas de la ciudad de Brujas consiguió, al fin, realizar una de las acciones de protesta que venían ensayando a lo largo de toda la semana. A un kilómetro de la estación de María Aalster, dichos jóvenes encendieron tres hogueras sobre la vía, lo que obligó a que se detuviera, durante cerca de dos horas, el último convoy ferroviario que transportaba residuos hacia el puerto de Zeebrugge. En la mañana de ayer, la policía local practicó tres detenciones después de haber seguido las pistas de unas direcciones personales dejadas por los ecologistas entre los papeles que quemaron en la propia vía.
El clima de auténtica ocupación militar del puerto se ha intensificado incluso, y el acceso a los muelles sigue sometido a estrictas restricciones. El ambiente de contestación ecológica evidencia, durante estos días, una clara intensificación en toda Europa. Bélgica será, precisamente, escenario de una de las más importantes manifestaciones antinucleares anunciada para el día 25, en Bruselas. Dos semanas antes, en Berlín, se celebrará otra protesta idéntica.
Seguimiento informativo
A primera hora de la noche de ayer zarpó hacia el océano Atlántico el barco Sirius, de la organización ecologista Green Peace, que va a seguir la operación de descarga de las 6.800 toneladas de residuos radiactivos procedentes de Holanda, Bélgica y Suiza en el cementerio nuclear que se sitúa frente al cabo de Finisterre. Equipos de las televisiones española, belga y alemana, varias cadenas de radio y numerosos periodistas han solicitado navegar en el Sirius durante los días que dure esta nueva batalla ecológica en defensa del Atlántico.
Por otra parte, algunos medios ecologistas siguen insistiendo en la necesidad de que se investigue la sospechada existencia de una fuga radiactiva a bordo del Louise Sirius. Según un portavoz ecologista de Bruselas, esta investigación es cada vez más urgente, si se considera que una importante línea marítima de pasajeros pasa diariamente a sólo veinte metros de los barcos que cargan residuos en el puerto. Se trata de los ferrys de la compañía Townsend Thoresen, que transportan cada día unos trescientos viajeros entre Zeebrugge y el puerto inglés de Folkestone.
El coordinador de Green Peace para esta campaña, el holandés Pieter Lacendijk, declaró a EL PAÍS que «ahora, más que nunca, es preciso alarmar a la opinión pública, y especialmente a la española, acerca de la irreversible degradación que se está causando a la naturaleza marina». Por su parte, el capitán del Sirius, el también holandés Erik Govers, manifestó su sorpresa por «el hecho de que algunas autoridades belgas estén prejuzgando en exceso sobre las intenciones del barco de Green Peace, hasta el punto de que le negaron el derecho de entrada para repostar y avituallar en el puerto de Zeebrugge».
Los dos barcos que transportan el material radiactivo, el Louise Smits y el Kristen Smits, se harán a la mar en la mañana de hoy, seguramente protegidos por la presencia de la fragata belga F-918 que, durante los últimos días, permaneció fondeada en la proximidad del muelle donde se efectuó la carga de desechos nucleares.
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