_
_
_
_

AIbert Speer, arquitecto y ministro de Armamento de Hitler, falleció en Londres

En una obra de teatro, estrenada el año pasado en Tel Aviv, titulada 0334, Ascenso y caída de un perro, el ministro, de Armamento de Adolf Hitler Albert Speer afirmaba: "Yo nunca llevé armas, Yo nunca fui soldado. Lo único que hice fue construir". El arquitecto de Hitler falleció de un ataque cerebral, la noche del martes, en Londres, a la edad de 76 años. Speer fue el prototipo del tecnócrata que puso sus conocimientos al servicio de una ideología como el nazismo. Hitler consideraba a Speer como "el genio más grande de todos los tiempos".

A los veintiocho años, dos después de su ingreso en el partido nazi, Speer pudo iniciar su actividad arquitectónica gracias a la protección del ministro de Propaganda nazi, Josef Goebbels. Fue Speer el artífice de los grandes decorados que sirvieron de marco a los desfiles de los nazis en Nuremberg y el diseñador de la Cancillería donde se encerró Hitler. El führer le encomendó el Ministerio de la Producción de Armamento el 8 de febrero de 1942, en plena guerra mundial, y Speer llegó a decir que "sin mi trabajo la guerra se habría perdido entre 1942 y 1943".

Perfección teutónica

En el proceso contra los criminales de guerra de Nuremberg, la misma ciudad que había sembrado de monumentos de tipo colosalista nazi, Speer fue condenado a veínte años de prisión en la cárcel berlinesa de Spandau, después de haber concluido, con la perfección teutónica que le caracterizaba, sus labores de jardinería. En el proceso de Nuremberg, Speer se reconoció culpable, y el 20 de junio de 1946 declaró ante los jueces que había,planeado un atentado contra Hitler porque, "en mí opinión, no quedaba otra salida. En mí desesperación quise dar ese paso porque desde el comienzo de febrero de 1945 estaba convencido de que Hitler quería continuar la guerra con todos los medios, sin consideración para el pueblo alemán". Speer declaró que "estaba claro que Hitler confundía su propio destino con el del pueblo alemán, y que él veía en su fin también el fin del pueblo alemán. También estaba claro que la guerra estaba completamente perdida y había que aceptar una capitulación sin condiciones". El tecnócrata sin escrúpulos decidió poner fin a un sistema que había dejado de Éuncionar.

Para liquidar a Hitler, Speer pensó introducir gas venenoso en el mismo bunker del führer a través de un respiradero; pero el plan resultó irrealizable técnicamente y el arquitecto perfeccionista renunció a ponerlo en práctica por falta de garantías de éxito.

Cuando en Nuremberg se conoció el.plan de Speer de asesinar a Hitler y otros dirigentes, el mariscal del.Aire Hermann Goering se volvió hacia el almirante Doenitz y Rudolf Hess y les dijo: "Nunca debimos fiarnos de él".

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Luego, en su celda, Goebbels gritaba: "Ese condenado estúpido de Speer. Es inconcebible lo rastrero que puede llegar a ser un aleman para seguir conservando su vida piojosa".

Al salir de la cárcel de Spandau, donde quedó sólo el lugarteniente de Hitler Rudolf Hess, Speer se retiró al castillo de la familia en las proximidades de Heidelberg, que había sido construido por su padre, también arquitecto. Sus memorias se convirtieron en un gran éxito de ventas en muchos países, publicadas en más de quince lenguas. El año 1975 apareció su Diario de Spandau, traducido a veintiún idiomas.

La primavera pasada, Speer publicó otro libro, titulado El Estado de los esclavos, y que lleva el subtítulo de Mis enfrentamientos con las SS. Speer se plantea la cuestión de lo que hubiese ocurrido si Hitler hubiese ganado la guerra, con Alemania convertida en un Estado de esclavos, con más de catorce millones de personas encerradas en los campos de concentración.

Speer describe en su última obra sus enfrentamientos con Himmler y las SS, que se habían convertido en una importante fuerza industrial, que entraba en colisión con su Ministerio de Armamento. El tecnócrata reconoce que "con precaución mi ministerio intentaba mejorar la situación de los judíos, y esto ocurría ciertamente para conservar su fueria productiva".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_