Muere Michael Devine, el décimo huelguista de hambre en Irlanda del Norte
El décimo huelguista de hambre irlandés, desde que la actual protesta se iniciara el pasado 1 de marzo, murió ayer en la cárcel de Maze, de Belfast, después de sesenta días de ayuno total. Se trata de Michael Devine, natural de Londonderry, de veintisiete años de edad, condenado a doce de prisión por posesión ilícita de armas de fuego. Era miembro del Ejército de Liberación Nacional Irlandés (INLA), la organización escindida del IRA, y que en 1979 se atribuyó el asesinato del entonces portavoz conservador para el Ulster, Airey Neave.
La noticia de la muerte de Devine se produjo poco después de las ocho de la mañana, cuando se acababan de abrir los colegios electorales en la circunscripción de Fermanagh y South Tyrone, donde 73.000 votantes fueron convocados para elegir al diputado que cubra la vacante causada por la muerte de Bobby Sands, el primero de los huelguistas de hambre muertos.Sands murió el 5 de mayo, tras 66 días de ayuno voluntario, y fue titular del escaño durante veintiséis días, aunque nunca llegó a ocuparlo por su condición de preso.
El incidente más grave de los producidos después de anunciada la muerte de Michael Devine tuvo lugar en Belfast, donde tres hombres a bordo de un automóvil dispararon sobre una patrulla de soldados en plena calle. Uno de ellos resultó herido en ambas piernas, aunque su estado no se considera crítico
La noticia de la muerte de Devine impulsará seguramente a los electores católicos a cerrar filas en torno al candidato Wen Carron, el ex agente electoral de Bobby Sands, que partió como favorito de la elección parcial.
Otros seis presos nacionalistas republicanos se encuentran aún en huelga de hambre, en períodos de tiempo que van desde los once a los 53 días. La continuación de la crisis incrementará sin duda la frustración de los que tanto en el norte como en el sur de Irlanda están insistiendo en la necesidad de poner fin a la pérdida de vidas humanas. El primer ministro de la República de Irlanda, Garret Fitzgerald, no facilitó ayer ningún comunicado tras la muerte de Devine, rompiendo así la costumbre seguida por el jefe del Gobierno. irlandés en ocasiones anteriores.
Irritación en Irlanda
Ello no se interpreta, sin embargo, como una suavización de la actitud del Eire en torno a este tema. A las constantes críticas irlandesas por el bloqueo político existente se unió el pasado fin de semana el propio Fitzgerald con un ataque directo a la jefa de Gobierno británica, Margaret Thatcher, por su inflexibilidad al abordar el problema.En un tono acusador, el líder irlandés apuntó también que los políticos británicos hablan en privado de la reunificación de Irlanda como solución única del problema, y en cambio en público toman una actitud bien distinta, que no hace más que dar falsa confianza a los radicales unionistas del Ulster.
Estas críticas y la falta de un contacto directo entre Londres y Dublín, a diferencia de lo que ocurría durante el mandato de Charle! Haughey, están enfriando las relaciones entre los dos países. El propio Fitzgerald ha hablado de un incremento de la sensación de antibritanismo y de resentimiento contra la pglítica deLondres en Irlanda.
El cardenal primado de la Iglesia católica de toda Irlanda, Thomas O'Fiaich, tampoco ha podido ocultar su sensación de frustración ante la situación, sobre todo al acusar al Gobierno británico de no haber aprovechado "cuatro buenas oportunidades de romper el punto muerto".
Thomas O'Fiaich, que en varias ocasiones ha hecho llamamientos a los presos para que cesen su protesta, ha hablado de sus innumerables sugerencias para que "el Reino Unido facilite a los presos poner fin a su huelga de hambre".
El Gobierno británico, según el cardenal irlandés, tiene la obligación de facilitar una salida a la crisis y, por ejemplo, anunciar a los reclusos qué cambios está dispuesto a introducir en el funcionamiento de la cárcel (ropas, correspondencia, visitas, trabajo, etcétera) si éstos cesan las huelgas de hambre.
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