La opinión pública, norteamericana respalda el desafío de Ronald Reagan a Muamar el Gadafi
El Congreso y la opinión pública de Estados Unidos han respaldado totalmente el desafío del presidente Ronald Reagan al coronel libio Muamar el Gadafi, y el derribo, en un incidente aéreo sobre aguas del mar Mediterráneo, de dos aviones SU-22 por dos cazas F-14 de las fuerzas aéreas norteamericanas. Líderes demócratas y republicanos del Congreso fueron informados por el secretario de Estado, Alexander Haig, de las circunstancias en que tuvo lugar el incidente y de sus posibles implicaciones. La opinión unánime entre los legisladores de Estados Unidos es que el derribo de los SU-22 libios fue plenamente legítimo y no fue más que la respuesta a una provocación. "Lo único que lamento es que el propio Gadafi no estuviera dentro de uno de los aparatos derribados", ha dicho el representante demócrata por el distrito neoyorquino de Brooklyn, Stephen Solarz.
Para Alphonse d'Amatto, republicano por Nueva York, "el incidente entre los aviones libios y norteamericanos va a servir para demostrar al mundo que Estados Unidos no va a dejar a partir de ahora que sus fuerzas armadas o sus ciudadanos sean atacados impunemente". Uno de los comentarios casi unánimes en el Capitolio es que el suceso es una lección para el dictador Gadafi. y para el resto de líderes de la llamada línea dura árabe.El presidente del Comité de Servicios Armados del Senado, el republicano por Texas John Tower, defendió incon di cion al mente el derribo de los SU-22 libios: "Los F-14 no hicieron más que defenderse de un ataque enemigo en aguas recoilocidas como internacionales". El Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara alta, y el líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, Jim Wright, apoyaron también la radical acción de los cazas del Ejército de Estados Unidos.
Diversas emisoras de televisión por cable de todo Estados Unidos (Wor, WTBS de Atlanta, Cable News Network, etcétera) han realizado encuestas telefónicas en directo con sus telespectadores, y éstos se han mostrado rotundamente a favor del derribo de los aviones libios.
El único interrogante planteado por líderes demócratas del Congreso es que "quizá el ataque a los F-14 norteamericanos fuera una iniciativa individual de los pilotos de los SU-22, y no una orden del coronel Gadafi", como ha declarado el senador por Maryland, Charles Mathias. El ex secretario de Estado Henry Kissinger comentó el jueves en la televisión que no cree que el incidente vaya a afectar negativamente a la diplomacia de Estados Unidos y Oriente Medio, y el actual responsable máximo del Departamento de Estado, Alexander Haig, indicó a la NBC que la "operación fue un riesgo calculado".
Los editoriales de la Prensa norteamericana han defendido la acción de los cazas F-14 y la decisión del presidente Reagan de realizar maniobras navales en aguas que Estados Unidos considera internacionales, pero que Libia estima territoriales. La opinión más moderada fue la del New York Times, que, recordando los incidentes de la bahía de Cochinos y el golfo de Tonkin, pidió "sobre todo, claridad en el asunto" a la Casa Blanca y al Pentágono.
"La decisión de realizar maniobras en el golfo de Sidra no fue casualidad, sino una prueba para el líder libio Gadafi. El presidente Reagan tiene a Gadafi, en lo alto de la lista de enemigos, y con razón, pero esto no quiere decir que la Administración Reagan tenga totalmente a su favor en este caso el beneficio de la duda, cuando todavía viven generaciones que se acuerdan de la bahía de Cochinos y el golfo de Tonkin", señala un editorial del diario liberal The New York Times, que acaba preguntándose si el desafío norteamericano a Gadafi fue preparado de acuerdo con Egipto, Marruecos u otros enemigos norteafricanos de Trípoli.
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