Nuevos datos para la biografía de María Blanchard
El novelista y crítico de arte santanderino Manuel Arce, que habló anteayer de la vida y la obra de María Blanchard en la Fundación Santillana, de Santillana del Mar, mantiene la tesis de que el contacto de la pintora santanderina con Juan Gris, en París, data de 1908, fecha de su primer viaje a la capital francesa, y no de 1916, como aseguran otros estudiosos, entre ellos el conservador del Museo de la Villa de París, Jacques Lassaigne. Manuel Arce aporta «numerosas y contrastadas pruebas», tales como una carta de Lipchitz, fechada en 1915, y el hecho de que María Blanchard se encontraba en 1916 dando clases de dibujo en la Escuela Normal de Salamanca.Manuel Arce, en la Aproximación a la vida y la obra de Blanchard, habló de las relaciones, «casi siempre conflictivas», de la pintora con sus marchantes, analizando también la «gran crisis de su agnosticismo» y la fe religiosa que la conmueve a partir de 1927, con el posterior proceso de conversión, que no retorno, a la Iglesia católica, incluso con un intento de vestir los hábitos. Al contrario de lo que han asegurado algunos de sus biógrafos, y al hablar de los últimos años de su vida, Manuel Arce afirma que «la sorprendente muerte» de María Blanchard, en 1932, a los 51 años, no fue de tuberculosis, sino por agotamiento físico.
Refiriéndose, a los ambientes artísticos en los que la atormentada pintora cántabra iba a moverse en París, Manuel Arce estudia la estrecha vinculación que tuvo con los teóricos del cubismo Gleizes, Lhote, Metinger, durante los años 1908 a 1914, y la posterior y primera exposición del cubismo en Madrid, organizada por Ramón Gómez de la Serna, en 1915, bajo el título Artistas íntegros.
Se refiere también a la estrecha colaboración de María Blanchard con Juan Gris, su entrega total durante varios años a las experiencias e investigaciones en el campo del cubismo, y al abandono del mismo cuando descubre que lo que ella ama es «la emoción que es capaz de corregir la norma», en contra de la frase en la que Braque afirmaba amar «la norma que es capaz de corregir la emoción».
Un dato significativo ofrecido por Manuel Arce en su conferencia, coincidiendo con las exposiciones de la Fundación Santillana, es que María Blanchard no expuso nunca en vida en su ciudad natal, Santander, y que sólo en julio de 1932, un año después de la muerte de la pintora, se incluyó un cuadro suyo en una exposición de artistas montañeses montada por El Ateneo, con motivo de una feria de muestras. Medio siglo más tarde, María Blanchard es reconocida como una de las grandes pintoras de Cantabria.
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