Confuso pacto entre la Junta boliviana y los militares golpistas
La Junta militar boliviana anunció anoche oficialmente que gobierna en todo el país, después que el general Alberto Natusch aceptara un acuerdo para poner fin a la rebelión iniciada el lunes en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra y evitar un enfrentamiento civil en Bolivia. Los términos del compromiso permanecen confusos. Mientras los generales sublevados afirman que el próximo presidente será elegido por los jefes militares, la Junta ha negado esta versión de uno de los puntos claves de la crisis de sucesión de García Meza.
En Santa Cruz, la situación comienza a volver a la normalidad tras el regreso de Natusch y la orden de que las tropas que se hicieron fuertes en la capital oriental comiencen a regresar a sus acuartelamientos. El general Natusch, que viajó a La Paz el viernes con garantías personales de la jerarquía católica boliviana para negociar con la Junta, afirmó que se habían conseguido los objetivos fundamentales perseguidos.Casi veinticuatro horas después, sin embargo, la Junta de Coman dantes boliviana ha dicho ante los periodistas llegados a La Paz que no se ha pactado con el general Natusch ningún tipo de reunión que desnaturalice el verticalismo militar o, lo que es lo mismo, la ce lebración de ninguna asamblea castrense que decida sobre el futuro presidente. En un tono victorioso el general Waldo Bernal leyó un comunicado en el que se acusaba a los rebeldes de perseguir objetivos Políticos Y no conformarse con la renuncia de García Meza.
La Junta culpó al extremismo internacional, cuyos mejores agentes están infiltrados en Bolivia». de teledirigir los acontecimientos de la semana que acaba, Y su portavoz esbozó su programa de Gobierno en el que la desaparición de la Junta no se contempla- basado en la recuperación económica y la re presión del tráfico de cocaína.
Bernal afirmó que se protegerá "la libertad de Prensa con responsabilidad» (sic) y que todos los bolivianos gozan de garantías ciudadanas.
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La tregua pactada entre la Junta y los golpistas mantiene en pie los problemas de fondo que padece Bolivia
Viene de la primera páginaEstas dos últimas son las referencias más explícitas y descorazonadoras a una eventual democratización del régimen boliviano, proyecto al que el comunicado del triunvirato militar se refiere con la expresión de una institucionalización democrática sobre bases nacionales". El lenguaje es el empleado habitualmente por la facción más ultraderechista de las Fuerzas Armadas.
Tampoco las emisiones radiofónicas, que siguen bajo control, hablan para nada de un acuerdo sobre las bases anunciadas por Natusch en Santa Cruz. La información oficial se limita a repetir machaconamente que los sublevados han reconocido la autoridad de la Junta y que han renunciado a sus propósitos, con lo que parece darse por zanjada la crisis. Natusch ha dicho que se retira a la-vida privada y anoche se afirmaba que García Meza abandonaba el país y que era inminente la llegada, desde Argentina. del ex presidente Banzer, uno de los hombres que tiene más posibilidades de capitalizar la crisis boliviana.
En Santa Cruz, la radiocadena, denominada de Dignidad Nacional, que había transmitido ininterrumpidamente desde el lunes en apoyo de los rebeldes, despidió, a las cinco de la madrugada, sus emisiones con el himno nacional.
Estas exigencias, concretadas en seis horas y media de conversaciones en la base aérea de El Alto, en la capital boliviana, son una amnistía general e irrestrieta para todos los militares y, civiles que apoyaron la sublevación y, el compromiso de la Junta a convocar una cumbre de todos los jefes de unidades e institutos militares bolivianos que decida quién ha de ser el próximo presidente del país.
A cambio, los generales sublevados reconocieron la autoridad de la Junta Militar gobernante v colocaron a SLIS órdenes los efectivos militarescon los que se rebelaron. Los numerosos militares exiliados por el ex presidente García Meza volverán a sus destinos.
Todo apunta a que los militares bolivianos se han puesto de acuerdo en una tregua, pero de ninguna manera han resuelto sus problemas de fondo, que han llegado a adquirir grandes dimensiones con los acontecimientos de la última semana. La rebelión de Santa Cruz se aleja completamente del esquema de golpe palaciego habitual en el país andino. La mediación de la Iglesia ha conseguido alejar provisionalmente el fantasma de un enfrentamiento civil, pero los elementos del conflicto son hoy, sábado, los mismos que lo desencadenaron el lunes pasado.
En Buenos Aires, desde donde se dispone a viajar a La Paz, el general Humberto Cayoja, un moderado al que se daba como virtual heredero de García Meza y que protagonizó, con Añez, el intento de golpe de fínales de junio, declaró ayer que la permanencia de la Junta es la permanencia-delos Intereses más bastardos del general García Meza". La clave de la incierta situación militar boliviana es si efectivamente la Junta, una vez reconocida formalmente su autoridad, desaparecer para dejar que sean todos los jefes castrenses los que digan la última palabra. Los civiles, obviamente, están descartados desde el principio de este proyecto de reconstrucción nacional.
Tenso diálogo
El pueblo boliviano, en cualquier caso, ha recibido con una mezcla de alivio y escepticismo las noticias de que sus fuerzas armadas están dispuestas por el momento a sustituir los cañones por el diálogo, aunque sea tan tenso y frágil como el sostenido en la base aérea de El Alto en presencia del nuncio apostólico, del obispo auxiliar de La Paz y el titular de la diócesis de Santa Cruz. La situación en las minas, que mantenían una huelga indefinida en apoyo de los militares sublevados, vuelve a la normalidad paulatinamente. La actitud comercial y fabril era ayer casi idéntica en todo el país a la de cualquier otro sábado.
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