Varsovia quedó paralizada ayer durante dos horas
Numerosas huelgas, desfiles de vehículos y mítines tuvieron lugar ayer en toda Polonia siguiendo el llamamiento del sindicato independiente Solidaridad para protestar contra la penuria de alimentos Los autobuses, los camiones, los coches y numerosos tranvías permanecieron paralizados durante la mañana en Varsovia, a raíz de la huelga de dos horas de los transportes públicos en esta capital. El paro fue la acción más importante desde que en marzo pasado tuvo lugar otra huelga de cuatro horas en todo el país.
Los centenares de autobuses y de camiones que ocupaban desde el lunes el centro de Varsovia se dispersaron sin incidentes pocos minutos después de que se cumpliesen las dos horas de huelga previstas. Los vehículos se alejaron de la sede del Comité Central del Partido Obrero Unificado Polaco (POUP, comunista), que estaba protegido por una gran cadena de militantes. El enorme convoy ocupaba un kilómetro en la avenida Marszalkovska desde el mediodía del lunes, tras haberle sido impedido el paso ante la sede del POUP.A las diez en punto de ayer, la mayor parte de las empresas industriales de Varsovia, que tenían en sus fachadas enormes carteles con la palabra strajk- (huelga, heredada del inglés strike) escrita en rojo, hicieron sonar sus sirenas y comenzó el cese del trabajo. En los grandes talleres metalúrgicos de Hulta Varzava, de Varsovia, un centenar de obreros con cascos de trabajo blancos y azules salieron del inmueble portando una pancarta que decía: "Queremos comer". En otra pancarta situada en la fachada de la fábrica se podía leer: "Pan por nuestro trabajo".
Después de esta nueva demostración de fuerza se hacen más duras las negociaciones entre el sindicato independiente Solidaridad y el Gobierno polaco, que deberían reanudarse hoy después de la interrupción que sufrieron el lunes pasado sin que se llegase a vislumbrar un acuerdo.
Para el director del Instituto Federal de Estudios Internacionales y de Europa del Este, Heinrich Vogel, sin embargo, la grave crisis económica que atraviesa Polonia podría servir de vacuna contra una posible intervención soviética, porque ni la URSS ni los países del Comecon podrían cargar con las consecuencias económicas de una intervención militar. Algunos expertos norteamericanos han calculado que, en el caso de que la Unión Soviética decidiese ocupar el país vecino, sólo la alimentación de los polacos le costaría unos diez mil millones de dólares anuales.
Desde Moscú, Félix Bayón informa que el diario soviético Pravda acusó ayer a "algunos elementos" de Solidaridad de tratar de transferir los conflictos desde las fábricas hasta las calles, con el fin de implantar "la anarquía y el caos" y de atentar directamente "contra los intereses de toda la sociedad". "Toda Polonia", afirmaba el órgano del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, "está atravesando una nueva ola de tensión. El nivel de vida de la clase trabajadora está en descenso y hay escasez en el mercado de bienes de primera necesidad, lo que causa nuevas demandas y conflictos".
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