El Papa fue operado ayer con éxito
El papa Juan Pablo II fue sometido ayer con éxito a una segunda operación quirúrgica para quitarle la prótesis intestinal que le fue colocada en la intervención realizada poco después del atentado sufrido por el Pontífice el pasado 13 de mayo. La operación comenzó a las siete de la mañana, pero la noticia fue dada sólo tres horas más tarde, a las diez en punto, conjuntamente en el Vaticano y en el policlínico Gemelli.La operación duró una hora exacta, y «resultó perfecta», según afirma el parte médico, leído por el director del centro, Emilio Tresalti, al pequeño grupo de periodistas que desde primeras horas de la mañana montaban guardia en el policlínico, dados los rumores de la víspera. El despertar del Papa «fue rápido y regular», añadió Tresalti, y las condiciones del enfermo «son buertas».
En realidad, la operación se ha anticipado algunos días, porque Juan Pablo II reveló a los médicos que le gustaría operarse el 5 de agosto, fiesta de Nuestra Señora de las Nieves, patrona de la basílica romana de Santa María la Mayor. Se trata de una leyenda de hace quince siglos, según la cual la Virgen hizo el milagro de que nevara el 5 de agosto sobre la colina del Esquilinio, que entonces estaba en las afueras de Roma.
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Juan Pablo II podrá salir del hospital dentro de diez días
Viene de primera páginaSobre esta colina fue construida la basílica de Santa María la Mayor, la segunda en importancia de Roma, y de la que el Jefe de Estado español tiene el privilegio de ser canónigo, porque el oro del artesonado había sido traído de América por los españoles.
Por supuesto que los médicos accedieron al deseo del Papa de anticipar la segunda y última operación, sobre todo, porque el resultado de los análisis de los últimos días indicaban que las condiciones físicas del Papa eran perfectas.
Por su parte, Juan Pablo II ha deseado vivamente ser operado en una festividad de la Virgen, porque está convencido, afirman sus más íntimos colaboradores, que fue la Virgen quien le salvó de una muerte segura en la plaza de San Pedro el 13 de mayo, que era, precisamente, la Fiesta de Nuestra Señora de Fátima. La devoción mariana del papa Wojtyla es ya proverbial.
Según los médicos que le han intervenido, si no hay complicaciones, dentro de diez días, quizá menos, el Papa podrá dejar definitivamente el policlínico Gemelli para trasladarse a su residencia veraniega de Castelgandolfo, situada encima de un lago.
La operación fue realizada por el doctor Francesco Crucitti, el mismo cirujano que había operado de urgencia al Papa la tarde del atentado. Lo asistieron los cirujanos Alfredo Wile-Marin, Fabio Zucehetti y Marco Castegneto, y estuvieron presentes "como expertos y garantes de los otros miembros del colegio médico" dos famosos catedráticos, Giancarlo Castiglioni y Gianfranco Fegiz, quienes han felicitado al doctor Crucitti por la operación.
Como han explicado los médicos del Gemelli, la operación a la que fue sometido ayer el Papa tuvo como finalidad "el cierre de la colostomía de protección" que le habían hecho durante la primera operación. Es decir, le han quitado una prótesis que permitía un descanso completo a las partes del intestino operadas. Con esta operación se ha retirado un tubo que iba del colon al abdomen. Eliminado el tubo, las funciones fisiológicas han sido de nuevo recanalizadas en la parte final del intestino.
En las primeras horas, el Papa será alimentado con suero, y poco a poco empezarán a suministrarle una alimentación muy ligera y controlada, para ir habituando su intestino, paralizado artificialmente durante 85 días, a recuperar sus funciones normales.
Los primeros que pudieron ver al Papa inmediatamente después de la operación, cuando había sido llevado, ya despierto, a sus habitaciones del décimo piso del policlínico Gemelli, fueron el sustituto de la Secretaría de Estado, el arzobispo español Eduardo Martínez Somalo, y el arzobispo Achille Silvestrini, encargado de la política exterior de la Santa Sede. Ambos prelados abandonaron el Gemelli sin hacer declaraciones, pero reflejando en sus gestos y en la expresión de la cara una viva satisfacción por el éxito de la operación. Una operación sencilla, pero, como había declarado horas antes a EL PAIS el cirujano que le operó, Francesco Crucitti: "En mi vida profesional siempre he constatado que no existen operaciones fáciles y difíciles. A veces las más fáciles después se revelan complejas, y al contrario. Cada operación es siempre una incógnita".
La preocupación era debida mas bien al hecho de que los médicos, personalmente, hubieran preferido hacerla a finales de septiembre, cuando el Papa hubiera vuelto descansado de un veraneo en Castelgandolfo. La anticipación, por el deseo expreso del Papa, el cual lleva prácticamente enfermo 85 días, de los cuales pasó primero veintidós en el Gemelli, a raíz de la primera operación; después pasó otros dieciséis días en el Vaticano.
Fue al cabo de estos veintidós días cuando se le presentó la fiebre alta, con complicaciones pulmonares y hepáticas, que obligaron a los médicos a volver a hospitalizarle. En el Gemelli, después de varios días de análisis, se descubrió que Juan Pablo II sufría una infección viral citomegálica, un virus que ataca a los organismos muy debilitados. Esta complicación le ha tenido 47 días.
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