El Parlamento italiano aprueba una ley antimonopolio y contra los grupos de presión en la Prensa
El Parlamento aprobó ayer, después de dos años de duro debate, una de las leyes más importantes de los últimos años. Se trata de la reglamentación del complejo mundo de todo lo que se refiere al campo de la publicación de periódicos y revistas. Es una ley de fuerte contenido político porque desde ahora será imposible a las empresas el monopolio de la información, y será posible conocer la propiedad real de quienes producen información y la transparencia de sus balances. En compensación, el Estado será generoso tanto con las empresas en crisis como con las que deseen modernizarse.
La ley ha tenido un largo viaje de seis años. Ha encontrado mil dificultades en su camino, pero ayer los comentarios de todas las fuerzas políticas y de los sindicatos de la Prensa eran unánimes: «Era hora. Es una ley con gran dignidad, una de las mejores producidas por nuestro Parlamento».La ley consta de 54 artículos. Los capítulos más importantes son los siguientes:
- Publicidad de la propiedad de la empresa periodística. Deberá constar públicamente quiénes son los propietarios reales de una publicación diaria o semanal, los balances, el cambio de accionistas, etcétera. En una palabra, quien compra y lee un periódico debe saber quién lo paga.
- Antimonopolio. Se prohíben con la ley las concentraciones excesivas de la información por parte de una misma propiedad. Ninguna empresa podrá poseer, por ejemplo, la propiedad de más del 20% de las publicaciones del país. La ley con este capítulo ha deseado garantizar el pluralismo de la información en un momento en el que en Italia se estaban prácticamente adueñando de la información de dos o tres grandes empresas.
- El Estado financiará con ayudas la Prensa en este año con un total de 18.000 millones de pesetas. Se trata, sobre todo, de ayudas para la compra de papel. Pero a partir del año próximo se prevé una ayuda de más de 60.000 millones de pesetas para ayuda a la reestructuración técnica, económica y productiva de las empresas periodísticas en forma de préstamos muy favorables.
- Garante. Los presidentes del Congreso y del Senado escogerán entre los magistrados y ex magistrados un garante para cada publicación, el cual se encargará de vigilar que se cumpla en cada empresa la ley. Quien quebrante la ley, entre otras penas, perderá todo tipo de ayuda del Estado.
- La ley acaba de alguna forma con el monopolio de la venta de los periódicos y revistas. Podrán venderse no sólo en los quioscos, sino en otros lugares, que cada región establecerá, como en las escuelas, en las tiendas de ultramarinos, en las calles, en las fábricas, etcétera.
- Uno de los puntos más debatidos fue el del precio de los periódicos, que hasta ahora es impuesto por el Gobierno, ya que se considera que la información es un bien común. La ley modifica un poco esta rigidez. Una vez a la semana, por ejemplo, una empresa podrá vender el periódico a un precio inferior al establecido, y cada grupo editorial podrá cambiar el precio de uno de los diarios o revistas de su cadena. Pero ha sido rechazada la total liberalización de precios.
La reforma que en el ámbito de la información ha supuesto la nueva ley ha satisfecho tanto a los editores, que pedían insistentemente al Estado ayudas para hacer frente al déficit creciente de sus periódicos, como a los periodistas. Estos últimos mantuvieron en julio de 1980 varios días de huelga para protestar contra la inexistencia de una ley que obligase a la transparencia de las operaciones financieras en la Prensa. La Prensa diaria italiana comprende 88 títulos, con una tirada global de más de cinco millones de. ejemplares. Sólo seis periódicos -Corriere della Sera (liberal), Il Messagero (centro-izquierda), La Stampa (liberal), Resio del Carlino (liberal), L'Unitá (comunista) y la Gazzetta dello Sport- sobrepasan la cifra de 200.000 ejemplares diarios.
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