El "Manifiesto" y los discrepantes

Como firmante público del Manifiesto por. la igualdad de derechos lingüísticos en Cataluña y afiliado a FETE-UGT, quisiera hacer las siguientes precisiones a la carta al director de Felip Lorda, secretario general actual de FETE-UGT de Cataluña, publicada el pasado 15 de julio:

1º Las razones por las que decidimos incluir las siglas de las organizaciones políticas y sindicales de izquierda a las que pertenecemos al lado de nuestra firma (y a las que, por otra parte, ni renunciamos ni renunciaremos, porque «las sentimos y no nos avergüenzan) fueron muy simples: era la única manera de intentar parar la consiguiente campaña de «fachas, derechistas y antidemócratas» que sabíamos se desencadenaría. Ya teníamos experiencia de ello. Aun así es evidente que tal campaña no se evitó, como demostraría cualquier mediocre hemeroteca. A pesar de las siglas y de la indiscutible trayectoria antifaseista y democrática de la inmensa mayoría de firmantes. Ya es bastante triste y lamentable que en Cataluña se tengan que usar estos medios para intentar detener el boomerang del terrible pecado de discrepar.

2º En ningún momento, ni en nuestros escritos o manifestaciones públicas, hemos identificado nuestra opinión con la oficial de FETEUGT. Pero, ya que viene al caso, afirmo rotundamente que la línea del Manifiesto (al margen de ciertos detalles secundarios) es compartida por la gran mayoría de militantes ugetistas, por mucho que les pese a algunos dirigentes.

Y No era necesaria la carta citada para saber que la actual Comisión Ejecutiva de FETE-UGT de Cataluña no comparte el Manifiesto. Pero le recuerdo al compañero Felip Lorda que es secretario general de la organización desde finales de mayo, al igual que el resto de la Ejecutiva. En la época en que se publicó el Manifiesto hacía años que ni pisaba ni cotizaba a FETE-UGT. Sin embargo, los firmantes teníamos responsabilidades en el sindicato. Por otra parte, la composición actual de dicha Ejecutiva, en cuanto a origen postura respecto al conflicto que nos ocupa, no hace sino confirmar la total indefesión política y sindical en que nos encontramos los emigrantes en Cataluña, tal como denunciaba el Manifiesto de los 2.300./