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El Gobierno francés suspende la construcción de cinco centrales nucleares

El Gobierno francés frenará el programa de energía nuclear al decretar la suspensión de la construcción de cinco centrales atómicas. El otoño próximo, las nuevas autoridades presentarán ante el Parlamento un proyecto de su doctrina energética. La oposición conservadora liberal critica severamente esas medidas, que, en su opinión, comprometen seriamente el futuro del país en este sector.

Cinco centrales, ubicadas en parajes distintos de la geografía francesa, fueron congeladas ayer. Su construcción ya estaba más o menos avanzada, según los casos. Unos 4.000 trabajadores resultarán afectados, y alrededor de 1.500 millones de francos ya habían sido gastados. A estas unidades nucleares hay que añadir la de Plogoff, suprimida desde el momento en que los socialistas llegaron al poder, porque era un símbolo de la batalla de los antinucleares.En el momento actual continúa normalmente la construcción de otras nueve centrales, que se añadirán a las dieciocho ya operacionales y que, en conjunto, representan uno de los programas energéticos nucleares más importantes del mundo.

La decisión del Gobierno socialista no ha sorprendido, e incluso es moderada. El presidente François Mitterrand, en efecto, en su programa de candidato a la Presidencia de la República había previsto catorce centrales como congelables.

El objetivo del Gobierno actual en materia energética tiende a reducir la producción nuclear y a aumentar la energía procedente del carbón y del desarrollo más acelerado de las nuevas fuentes energéticas.

Para esto último, el Gobierno someterá el próximo otoño a la aprobación de la Asmblea un proyecto de ley que condensará la nueva filosofías de la solución de la crisis provocada por la subida del petróleo. Ese nuevo catecismo energético será sometido a debate a nivel de las asambleas regionales. El poder desea que su política sea la consecuencia de un consenso entre los ciudadanos y sus instituciones.

La oposición considera como un desastre la doctrina socialista. El giscardismo se vanagloriaba de haber puesto en marcha el programa nuclear más amplio del mundo, capaz de incidir de manera determinante, antes de finales de siglo, en la independencia energética de Francia. Ese programa era aprobado por los comunistas y, algunos dirigentes socialistas tampoco lo rechazaban categóricamente. La decisión ha sido acogida con indignación por gran parte de los empleados y por el sindicato obrero de tendencia comunista CGT.

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