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Nerviosismo entre Gobierno y PSOE, por los desacuerdos autonómicos

La tensión existente entre el Gobierno y el PSOE por los desacuerdos que mantienen en materia autonómica, cuando sólo restan dos días para que expire el plazo marcado por los socialistas para poner fin a la negociación, fue ayer en aumento, pese a los esfuerzos por arreglar la situación que se llevaron a distintos niveles.

Leopoldo Calvo Sotelo recibió ayer tarde, en la Moncloa, a Santiago Carrillo y Felipe González; Martín Villa se entrevistó con Rodríguez Sahagún, con el fin de estudiar la situación, y una delegación del PSOE se reunió por la mañana con otra del Gobierno, en busca de un arreglo para los temas económicos, que finalizó sin acuerdo.A la vista de cómo iban las cosas, el PSOE anunció al secretario de Estado para las Comunidades Autónomas que no acudirían a la reunión prevista para las cinco de la tarde. La guerra de afirmaciones y mentís entre el Ministerio de Administración Territorial y el PSOE, a causa de esta suspensión, indica hasta qué punto ha comenzado a cundir el nerviosismo por ambas partes.

La entrevista entre el presidente del Gobierno y el secretario general del PSOE finalizó en términos similares al anterior encuentro de ambos. Por segunda vez, Felipe González salió de la Moncloa sin querer hacer declaración alguna, pese a prometer, en el momento de iniciarse las conversaciones autonómicas, que éstas se harían con luz y taquígrafos. En la anterior entrevista el silencio de Felipe González ocultaba la ruptura de la tónica negociadora habida hasta el momento.

Por el contrario, el secretario general del PCE fue más explícito. Santiago Carrillo, que abandonó la Moncloa momentos antes de que llegara Felipe González, afirmó que había sido informado por el presidente del Gobierno del momento en que se encontraban los pactos autonómicos y su versión de la situación no fue muy optimista ya que comenzó por descargar a su partido de responsabilidades: «Si se llevase a una ruptura, los menos responsables seríamos nosotros», dijo Santiago Carrillo, quien añadió: «Yo no estoy en condiciones de sacar las conversaciones del frenazo en que se encuentran; hay dos protagonistas, Gobierno y PSOE, con más peso parlamentario que nosotros». Sin embargo, afirmó que, aun siendo invitados de segunda fila, su partido deseaba que hubiera acuerdo para llevar tranquilidad al país.

Santiago Carrillo explica la situación del PCE

Santiago Carrillo explicó al presidente del Gobierno cuál es la posición comunista sobre los temas pendientes, que viene a coincidir con la que mantiene el PSOE. Es decir, que no es posible llegar a un acuerdo sin resolver el tema de las diputaciones y sin que se asegure su composición democrática. (AP sostiene, por su parte, que no firmará acuerdo alguno que no lleve a resolver el tema de diputaciones.) En cuanto al Fondo de Compensación Interterritorial, los comunistas también exigen, como el PSOE, la cuantificación de ese fondo.Precisamente este tema de la cuantificación del Fondo fue objeto de una negociación bilateral entre el Gobierno y UCD en la mañana de ayer, sin que se llegara a acuerdo alguno. El PSOE exige que en los Presupuestos de 1982 se asignen al Fondo de Compensación 200.000 millones de pesetas, mientras que UCD, a través del ministro de Economía, que ha tomado las riendas de la negociación en este tema, ofrece una cantidad entre 130.000 y 150.000 millones. Para los años restantes, el PSOE pide que se asignen al Fondo el 40% de la inversión presupuestada, mientras UCD es partidaria de alcanzar ese porcentaje en el quinto año, contando a partir de la creación del Fondo.

Los socialistas se oponen al planteamiento de UCD porque afirman que así no es posible cumplir el objetivo constitucional de la solidaridad ni la aplicación de criterios redistributivos de la riqueza. El Gobierno argumenta en contra diciendo que la redistribución no se lleva a cabo solamente desde el Fondo.

Fue al término de esta reunión fracasada en sus objetivos, cuando María Izquierdo planteó una cuestión a Manuel Broseta sobre la reunión cuatripartita prevista para la tarde. Según María Izquierdo, le comunicó a Broseta que su partido entendía que ante la disparidad de criterios existente, no valía la pena reunirse, a menos que el Gobierno tuviera alguna oferta nueva que hacer. Manuel Broseta, afirma en cambio, que María Izquierdo le dijo que la reunión no tenía ningún sentido. Añadió María Izquierdo que, en caso de que se mantuviera su partido no acudiría.En vista de esto, Broseta desconvocó la reunión a última hora de la mañana. El incidente originó toda una polvareda en la tarde de ayer.

Martín Villa no convence a UCD

Por otra parte, el ministro de Administración Territorial, Rodolfo Martín Villa, mantuvo por la tarde una larga reunión con el presidente de UCD, Agustín Rodríguez Sahagún, y con Rafael Arias Salgado, miembro de la emisión de seguimiento autonómico. Aunque no ha trascendido nada del contenido de este encuentro, es probable que en él Martín Villa intentara una flexibilización de las posiciones de UCD, que, al parecer, no logró.A lo largo de las semanas de negociación, los participantes en ellas pudieron apreciar diferencias de actitud entre el ministro de Administración Territorial y su partido. Martín Villa, empujado por la lógica que imponen los acuerdos, se mostró más flexible a la hora de enfocar el tema del sistema electoral de las diputaciones. En algún momento llegó a afirmar que no le importaba perder para su partido un número de diputaciones si ello permitía cerrar el pacto autonómico. Esta posición de Martín Villa fue contestada desde UCD, cuyo Comité Ejecutivo ligó el tema electoral de las diputaciones al de los ayuntamientos. El sector suarista, que mantiene en Madrid y en provincias una guerra con los martinvillistas por el control del partido, parece ser el principal responsable del enrocamiento centrista.

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