Empieza a fallar el palco.
El presidente Corrales se le había puesto fácil a su compañero Conde Agut, presidiendo la primera de feria. El relevo lo cogía con una pauta marcada dentro de lo que es seriedad y sentido de la oportunidad. Con un techo alto a la hora de conceder trofeos, como lo demostró al negarle la segunda oreja a Dámaso González cuando la petición era casi unánime. Pero Conde Agut no ha podido con la responsabilidad del palco, y y a en el primero de la tarde, cuando Pepín Jiménez había montado una faena correcta, pero había matado atravesando el toro, le concede una oreja tardía que el alguacilillo tuvo que sacar del desolladero. Después, en el segundo novillo, con un Soro embalado, con acertadas y lucidas intervenciones de capote en quites y tercio de banderillas y una faena en la que si bien el novillo se rajó y no aguantó el ritmo que le imponía el torero, sí fue vibrante, sobre todo por el epílogo, porque el espadazo fue emotivo al entrar recto. El público le pidió con fuerza la segunda oreja y se la negó. Después, en el quinto, otra vez con El Soro de por medio, echó para los corrales un novillo ya picado. Las protestas del público, pensamos, eran porque el novillo no había roto en el capote, saliendo reventado, y eso, junto a la evidente falta de trapío, motivó las protestas, rindiéndose el presidente a destiempo. En definitiva, una actuación desafortunada, que si no hay que echarla en saco roto, sí tomarla como modelo de lo que no debe volver a suceder.Pepín Jiménez, en su primero, con una serie de derechazos templados y con cadencia y una muy estimable faena en el cuarto, en la que el temple del torero ha encontrado adecuada respuesta en la noble embestida de su oponente, ha causado una gratísima impresión.
Plaza de Valencia, 25 de julio
Cinco novillos de Bernardino Piriz, desiguales de presentación y juego, y, uno, el quinto bis, de Mariano Sanz, muy terciado, bueno. Pepín Jiménez, oreja y vuelta. El Soro, oreja y petición de otra y dos vueltas (silencio). Campano, vuelta y aviso. Casi tres cuartos de plaza.
El Soro, ya recuperado físicamente, está cogiendo el sitio a los novillos, mostrándose tesonero y entregado, pero el público de Valencia quiere verle ya con ganado de más presencia. De cualquier forma, sigue siendo el novillero que más interesa en esta plaza.
Luis Miguel Campano, en su primero, de poca casta, ha estado voluntarioso, pero sin hacer nada destacable.
Babelia
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