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La evolución de las magnitudes monetarias en el primer semestre aleja las perspectivas de recuperación económica

Las últimas cifras de evolución monetaria (descenso de las disponibilidades líquidas y caída de casi un punto en el crédito al sector privado) ponen de manifiesto, en contra del optimismo oficial de los últimos meses, un considerable retraso en la reactivación de la economía española. Medios financieros, a la vista del Avance de depósitos e inversiones de la banca y cajas de ahorro que ha elaborado el Banco de España para el mes de junio, estiman que el crédito está creciendo por debajo de la inflación, lo que es un exponente de la mala situación económica del primer semestre.

La tasa anual móvil (TAM) de crecimiento de disponibilidades líquidas registró un descenso sobre los saldos a finales de mes del 15,6% en mayo al 15,2% en junio. El crédito al sector privado, pese a la aceleración del crédito oficial y al mantenimiento del nivel de depósitos en las cajas de ahorro, cayó de un 18 % a un 17,3 % en junio. Este descenso de las disponibilidades de crédito es, consecuencia del menor crecimiento de depósitos en la banca. Fenómeno que explican los citados medios financieros en función del pago de impuestos a Hacienda, «que se refleja más en la clientela de bancos que en la de cajas de ahorro».Por otra parte, el crédito al sector privado correspondiente a la banca a finales de junio, unos 7.897 miles de millones, hay que considerarlo no sólo en su vertiente de crédito monetario nacional, sino también en cuanto a la cartera de extranjero. En este sentido, los medios financieros consultados afirman que «la diferencia en la valoración del tipo de cambio medio del dólar norteamericano en pesetas entre junio de 1980 y 1981 es equivalente a un 35,69%, lo que significa que la tasa anual de crecimiento del crédito al sector privado dado por la banca se reduce al 14,8%, y la correspondiente al total del sistema crediticio, aun 15,4%».

Junto a estas apreciaciones, los medios financieros pusieron de manifiesto, también, la deficiente marcha de los intercambios con el exterior en los cinco primeros meses del año. Para estas fuentes, las importaciones cayeron un 3,2 en dólares nominales, y las exportaciones, un 10,5. «Con la evolución del cambio peseta/dólar, la disminución es del orden de un 25%», según estos medios.

La evolución monetaria del primer semestre de 1981 está influida por la fuerte absorción de recursos crediticios por parte del sector público. El Banco de España ha tratado de evitar, pese al contexto de un bajísimo crecimiento de las disponibilidades líquidas, del diferencial de la inflación y del debilitamiento de la balanza de pagos, que la demanda de crédito del sector privado continuara disminuyendo.

Según apuntaba la CEOE en el número de mayo de Informes y Estudios (que terminó de elaborarse en los primeros días de junio) «excepto en el mes de febrero, el crédito al sector público experimentó un muy fuerte crecimiento en los cuatro primeros meses de 1981. Las variaciones mensuales han sido 112.000 millones de pesetas en enero, un descenso de 18.000 millones en febrero, un aumento de 18.000 millones en marzo y un incremento adicional de 84.000 millones en abril». Ello supone en el primer cuatrimestre un saldo de 1.750 millones, lo que significa -según la patronal- cerca de 100.000 millones más del déficit de caja que figuraba en los programas del Gobierno.

El Banco de España, como apuntaba la CEOE, se enfrenta al dilema de alentar una recuperación de la demanda del crédito al sector privado simultáneamente con el crecimiento del déficit público. «De responder positivamente a este dilema -según la patronal-, se estaría aceptando el resultado de un inexorable agravamiento de la inflación y del déficit de la balanza de riagos. Una reacción negativa implica, por otra parte, contener al sector privado». El dilema, según los medios financieros consultados, persiste, y la evolución de las magnitudes monetarias en junio apunta hacia una política de reducción de las disponibilidades líquidas como salida.

Los citados medios insisten en que no se puede seguir esperando soluciones milagrosas procedentes del exterior, máxime cuando el último informe del Fondo Monetario Internacional habla de un retraso en las perspectivas de recuperación de las economías occidentales.

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