La "cumbre" de Ottawa, gran victoria política para Reagan
El presidente estadounidense regresó a Washington con una impresionante victoria política, lograda al término de la cumbre de Ottawa, donde los estrategas de la Administración Reagan lograron imponer todas sus tesis y evitar críticas abiertas por parte de los restantes líderes occidentales. Estados Unidos venció en todos los frentes. Logró un reconocimiento internacional de su política monetaria. No se comprometió en el diálogo Norte-Sur. Consiguió una promesa de los europeos de analizar el comercio con el Este bajo óptica estratégica. Moderó un comunicado sobre los ataques de Israel a Líbano. Consiguió, en aras de la lucha contra el terrorismo, un boicoteo de las líneas aéreas occidentales hacia Afganistán. Evitó, salvo ligeras alusiones, toda crítica pública en la conferencia de Prensa final.
Un balance, en definitiva, que refuerza la figura del presidente Reagan, desvaneciendo las voces de la oposición demócrata y la Prensa norteamericana, que consideran que EE UU no tiene una política exterior. A corto plazo, por lo menos, Reagan demostró lo contrario, al alinear casi incondicionalmente a los restantes líderes de la cumbre económica occidental tras la bandera americana.En el comunicado final, verdadera obra de arte semántica que no obliga a ningún compromiso, los estadounidenses obtuvieron el reconocimiento público de su política monetaria, a pesar de las nefastas consecuencias para las economías europeas.
Reagan sólo prometió, sin calendario, que los índices de interés bancarios norteamericanos que se mueven alrededor del 20%, bajarán posiblemente unos puntos.
Inflación y desempleo
El presidente francés, François Mitterrand, expresó su satisfacción por la inclusión en el comunicado final de la sibilina fórmula que une las prioridades norteamericanas de lucha contra la inflación y las francesas de combatir el desempleo. "La lucha contra la inflación y el paro debe ser nuestra prioridad, y la conexión entre esos dos problemas exige un combate simultáneo".Tampoco en el diálogo Norte Sur, entre países desarrollados y países en vías de desarrollo EE UU cedió a las ideas europeas. Aceptó la fórmula de negociaciones globales para la reunión del otoño próximo de Cancún (México), sin ir más lejos en sus propósitos.
"El presidente está muy satisfecho de los resultados", comentó Edwin Meesse, cerebro gris de la Casa Blanca, presente también en la cumbre de Ottawa, donde Ronald Reagan llevó a toda la plana mayor de su Administración. Estuvieron, además de Meesse, Alexander Haig, secretario de Estado; Richard Allen, responsable del Consejo de Seguridad, y Donald Regan, secretario del Tesoro.
Situando también, como la Casa Blanca, el problema fundamental en la inflación, lord Philip Noel-Baker, Nobel de la Paz en 1959 y uno de los líderes de la contracumbre de Ottawa, precisó que lo que no citaba el comunicado era que "son los gastos en armamento, considerados por todos los economistas como gastos no productivos, los que originan la inflación en el mundo". Cuatrocientos billones de dólares anuales se dedican a la fabricación de armas.
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