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La cara positiva de unos atentados

Si ETA quería colocar a Guipúzcoa al borde del colapso general, lo ha conseguido. Las restricciones eléctricas no son una posibilidad remota, sino una realidad mucho más cercana de lo que parece. El comité de empresa de Iberduero ya ha señalado que estamos en el filo de restricciones de tres meses y diez horas al día. Y detrás de esas anomalías hay que situar las gravísimas repercusiones en la industria, el comercio, el turismo y el marco diario de la vida ciudadana. Será como volver al estilo de hace veinticinco años, pero con el nivel de exigencia de comodidad actual. Una lamentable vuelta atrás, no por causas naturales, sino como consecuencia de los atentados de ETA.Sin embargo, la actual situación tiene su cara positiva. La explicación es muy sencilla. (...)

Ahora están por medio las horas de trabajo, el salario y las comodidades elementales derivadas del uso de la electricidad de los que siguen a ETA o de los que hasta ahora han adoptado una posición de neutralidad o indiferencia. 'Cuál va a ser su reacción? ¿Los van a aceptar como un servicio a la revolución o se preguntarán si no estamos todos, incluidos ellos, en medio de una locura colectiva que tiene que terminar? Nos parece que en sectores donde ETA puede tener una cierta aureola heroica, el signo de apoyo puede cambiar. Y ésta sería la cara positiva de estos atentados.

19 de julio

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