Palestinos e israelíes se declaran implícitamente en guerra

La dinámica belicista que abrasa a todo el sur del Líbano parece imparable, al ratificarse palestinos e israelíes en sus posturas antagónicas. Mientras tanto, las posibilidades de éxito de la misión tendente a conseguir un alto el fuego encomendada por el presidente Reagan a su emisario Philip Habib son escasas.

El líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Yasir Arafat, declaró ayer en una conferencia de Prensa celebrada en Beirut que "Israel y los palestinos están ya en estado de guerra", y calificó al primer ministro israelí, Menájem Beguin, de terrorista por' su actuación en el sur del Líbano.Por undécimo día consecutivo, Israel bombardeó ayer las principales localidades, campamentos palestinos y vías de comunicación del sur del Líbano (Tiro, Zifta, castillo de Éeaufort, Sidón y Nabatie), mientras por quinto día consecutivo los fedayin ataCaYon con cohetes katiuskas el norte de Galilea.

Dando un paso más hacia el agravamiento de la tensión, el Ejército israelí llevó a cabo ayer de madrugada, por primera vez desde hace dos meses, una operación aerotransportada a ocho kilómetros al este de Zaharani, en la que. seis soldados resultaron heridos y un oficial muerto.

Bombardeos palestinos

Paralelamente, el domingo, por primera vez desde hace casi dos años, los guerrilleros palestinos bombardearon desde Jordania, con katiuskas, varios asentamientos judíos en Cisjordania. Un comando palestino voló ayer también un depósito de gasolina en Kiryath Gath, en el desierto israel de Neguev. En las localidades del llamado "dedo de Galilea" dos ciudadanos israelíes -un niño y una mujer- murieron en las últimas 48 horas, elevando a cinco el número de víctimas mortales civiles hebreas desde el inicio de los bombardeos fronterizos.

El número de bajas civiles palestinas y libanesas es infinitamente superior. Estimaciones de fuentes diplomáticas lo sitúan en 410 muertos y más de mil heridos en los últimos once días, y en 1.121 muertos y 5.000 heridos desde principios de abril. En una jornada rutinaria como la del domingo fallecieron diecisiete personas y otras 43 resultaron heridas.

Las mismas fuentes calculan que desde el 10 de julio han caído unos 8.000 cohetes y bombas sobre el sur del Líbano, 2.000 de las cuales durante el último fin de semana. La potencia de fuego de los palestinos es muy inferior a la de Israel: en una jornada normal no consiguen colocar más de setenta proyectiles en territorio israelí.

Tanto las declaraciones de los principales responsables israelíes como la intensa actividad militar hebrea -según la resistencia palestina, Israel coficentra tropas y carros de combate en la franja sur del Líbano, controlada por las milicias cristianas del comandante Haddad- inducen a pensar ajos dirigentes palestinos y libaneses que "lo peor está aún por llegar".

De cumplir su promesa electoral, formulada Jnte los habitantes del norte de Israel, en la que afirmó que quería acabar con los bombardeos palestinos, Begrán podría ordenar un ataque de envergadura para aprovechar militarmente el aislamiento en el que se encuentran las guerrillas palestinas.

Incomunicados con sus cuarteles generales, faltos de municiones -aunque se les intentan suministrar bon asnos p9r senderos y carreteras secundarias-, los núcleos armados palestinos constituyen una presa fácil para las fuerza hebreas, desposas, según el comandante del frente norte israelí, general Avigdor Bengal, de "ir a la captura y silenciar de una vez" las armas sofisticadas que poseen los palestinos.