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Inquietud ínternacional por el agravamiento de la crisis

Las principales capitales políticas se muestran cada vez más inquietas ante el agravamiento de la crisis palestino-israelí, agudizada tras los cinco días de ataques en Líbano en la frontera norte de Israel.Después de la determinación de Washington de posponer hasta la próxima semana toda decisión sobre le entrega de los cazabombarderos F-16 a Israel y la llegada a Jerusalén de Philip Habib, el mediador norteamericano en Oriente Próximo, con instrucciones de la Casa Blanca, Francia puso ayer sobreaviso "a quienquiera que pueda ceder a la tentación de una nueva escalada de la violencia".

Todo da la impresión de que en Washington, en París y en otras capitales se temiera que los mortíferos bombardeos israelíes del pasado viernes sobre Beirut fueran el precedente de un ataque de mayor envergadura.

Las durísimas declaraciones realizadas ayer por el ministro Israel de Defensa, Mardoqueo Tzipori, que amenazó "con intensificar los golpes contra los palestinos en Líbano- si los ataques de los fedayin sobre las poblaciones del norte de Israel no cesaban, parecen confirmar esta tesis.

Razones de una ofensiva

Se puede preguntar por qué, en un momento en que la crisis de los misiles está aún sin cerrar, Menájem Beguin ha decidido huir hacia adelante con una escalada contra los palestirios con la que corre el riesgo de enajenarse el apoyo de su más fiel aliado, Estados Unidos, y de dificultar, adicionalmente,sus relaciones con Francia, a pesar de que el presidente François Mitterrand haya manifestado su voluntad de acercarse a Jerusalén.

El principal argumento manejado por Beguin es que las fuerzas palestinas parecen haber recibido en los últimos meses sustanciales refuerzos armamentísticos, como lo testimonian el alcance de sus tiros de cañón y de cohete contra los pueblos israelíes fronterizos. Según los israclíes estos refuerzos proceden fundamentalmente de la URSS y de Libia.

Moscú, alejado durante años de Oriente Próximo, ha entrado con fuerza en la región estableciendo acuerdos ccn Siria e iniciando acercamientos a algunos países del Golfo.

Por otra parte, el bombardeo israclí del pasado mes contra la central nuclear iraquí de Tammuz ha dado al rnundo árabe una cohesión como no se conocía desde hacía mucho tiempo, cohesión que puede verse acentuada por los acontecimientos de los últimos días en Líbano.

La nueva crisis demuestra, en todo caso, que la solución del problema palestino es la piedra angular de todo arreglo político global en Oriente Próximo.

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