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Reportaje:

La trágica intoxicación puede haber desbaratado en sus inicios un impresionante fraude en el aceite de colza

Un segundo Matesa, montado en torno a las importaciones de un aceite modesto y de gran consumo en el mundo, puede quedar desbaratado como consecuencia de las generalizadas y trágicas intoxicaciones (71 muertos y miles de enfermos hasta el momento) que han acompañado como secuela al fabuloso fraude. El negocio estaba en marcha desde principios de año, sin que las autoridades, a pesar de tratarse de un comercio de Estado y, por tanto, controlado, sospecharan de la avalancha súbita de solicitudes de importación de aceite de colza desnaturalizado para usos industriales o detectaran su delictiva presencia en sustancias que se venden como aceite de oliva al consumidor.

El nombre de la colza, desconocido hasta hace unas semanas por la mayor parte de los españoles, corresponde a una planta herbácea anual perteneciente a la familia de las crucíferas, género Brassica (especies napus y campestris). La Brassica Naplis, variedad oleífera, es la colza oleaginosa. El aspecto de la planta es un tallo erecto, de altura entre 1,1 y 1,8 metros, una raíz principal y varias secundarias, hojas verde azuladas sin pelo (las inferiores lobuladas y pecioladas y las superiores lanceoladas y enteras), y flores amarillas agrupadas en racimos.

Los frutos son silicuas que llevan en su interior las semillas, en número de veinte o treinta, casi esféricas y de color negruzco. El contenido en aceite, según variedades, oscila entre el 38% y el 46%. La torta resultante en el proceso industrial contiene de un 36% a un 40% de proteína y una composición aceptable para sustituir parcial mente a la harina de soja. Este último extremo, y la adaptabilidad de su cultivo a nuestros suelos pobres, ha hecho que Agricultura esté subvencionando y promocionando su producción en España para reducir la salida de divisas por importación de haba de soja para piensos. El aceite de colza ocupa el tercer lugar en el mundo en cifras de producción, tras la soja (catorce millones de toneladas al año), y el girasol (4,5 millones de toneladas). La producción mundial de colza se sitúa en 3,5 millones de toneladas/año, y la de oliva en 1,6 millones de toneladas. Los principales productores son Canadá (700.000 toneladas), e India (550.000 toneladas). En España el cultivo de la colza se inició con resultados contradictorios en 1969. Nuevas variedades han ido desarrollando lentamente este cultivo, que pasó de trescientas hectáreas en 1973 a 8.000 hectáreas en la campaña 1979 1980. En esta campaña se produjeron 12.300 toneladas de aceite de colza. Para 1981 se prevé el cultivo de 32.000 hectáreas, con 20.000 toneladas de grano y 7.800 toneladas de aceite.

El cultivo corresponde fundamentalmente a dos firmas: Koipe, de San Sebastián, y Cecosa, de Portugalete (Vizcaya). Cecosa tiene almacenada la cosecha del año pasado y no ha molturado el grano. Koipe ha molturado el grano en la campaña pasada y ha envasado «aceite de semillas» (mezclas autorizadas), con la marca Borjador. El aceite de colza, es, por otra parte, el de mayor consumo en Canarias. De ahí que para esta área esté liberalizada la importación de aceite de colza, en tanto que para la Península y Baleares está sometida al régimen de comercio de Estado (hay que solicitar a Economía y Comercio la licencia correspondiente).

Los desnaturalizantes

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Los desnaturalizantes son sustancias que se añaden, en mayor o menor proporción, a otras con la finalidad de impedir que estas últimas puedan tener unos usos determinados, especialmente para hacerlas impropias para el consumo humano. En el caso de la colza, que es importante para determinadas industrias (el sector siderúrgico, especialmente), se ha obligado a los importadores para la Península que vaya acompañado de desnaturaliza ntes que impidieran -aunque como se ve, no ha sido suficiente para evitarlo- su desvío hacia el consumo humano. Para desnaturalizar el aceite de colza se aplican elementos organoeléctricos: anilina (le da un color parduzco, un olor fuerte y prácticamente no puede separarse del aceite una vez mezclado), ricino y nafténicos.

El fraude de la mal llamada neumonía atípica se centró, precisamente, en el desvío de la colza desnaturalizada (previa manipulación para intentar desprender los desnaturalizantes) hacia el consumo humano, comercializándolo como oliva.

Cinco empresas importadoras de coiza desnaturalizada

Cinco empresas se dedican en España a la importación del aceite de colza desnaturalizado para usos industriales. Los nombres de estas firmas, pese a la negativa expresa de José Ramón Bustelo, director general de Política Arancelaria e Importación a facilitarlos a EL PAIS (posteriormente se dio orden en Economía y Comercio de que nadie facilitara información a este periódico sobre el aceite de colza), son los siguientes: Química Metalúrgica, de Vitoria; Marco Tachs, de Montrins (Gerona); Compañía Auxiliar de Comercio e Industria, de Badalona; Jorge Pich, SA, de Prat de Llobregat (Barcelona y RAPSA, de San Sebastián.

Esta última, RAPSA, cuyos directivos se encuentran ya en prisión por el fraude tóxico, es la mayor importadora (casi el 70% de las entradas) del aceite de colza desnaturalizado. Todas las firmas han sido ya visitadas por la Administración y por la policía, y se están cotejando las existencias respectivas con las partidas importadas y con las ventas a clientes. Forjas Alavesas, Echevarría, Unión Cerrajera, e industrias siderúrgicas varias, constituyen la mayor parte de la clientela. El caso de Marco Tachs es distinto, porque la colza que importa la destina a la fabricación de gomas de borrar de la misma marca (esta empresa tiene una fuerte venta en España y sus exportaciones se acercan a los 60 millones de pesetas). Compañía Auxiliar de Comercio e Industria está relacionada con una empresa francesa del sector.

Se disparan las importaciones

Las cifras de importación desde el año 1977 de aceite de colza desnaturalizado, según las estadísticas de comercio exterior, muestran (véase el cuadro adjunto) un volumen muy modesto. Sorprendentemente, sin embargo, en los primeros meses de este año se produce una avalancha de solicitudes de importación -en comparación con los ejercicies precedentes- que Economía v Comercio concede sin mayores problemas. Hasta el punto de que en los primeros cinco meses entra en la península casi el doble de aceite de colza desnaturalizado que se importó a lo largo de todo el año anterior. Y este súbito aumento de la demanda de este aceite industrial coincide con una fuerte depresión de la actividad industrial en los primeros meses de 1981.

Tras descubrirse la relación del aceite de colza industrial con la mal llamada neumonía atípica primero, y de la importadora guipuzcoana RAPSA con la Firma madrileña Raelsa, después, las autoridades han comprobado que esta última firma comenzó sus relaciones con RAPSA a principios de año. De este extremo y de la fecha de entrada de la partida iniportadora 15.07.27.1., que es la Única que figura hasta mayo y que suponía 1.015 toneladas, las autoridades creen deducir que las adulteraciones en los alimentos de venta al público por este aceite han debido tener lugar después del 10 de abril.

No obstante, según ha podido saber EL PAIS, las autoridades sospechan también que haya podido efectuar un fraude parecido al de RAPSA una de las tres importadoras de colza catalanas.

La importadora guipuzcoana RAPSA importó en 1980 medio millón de kilos de aceite de colza desnaturalizado, e igual cifra ha importado en lo que va de año. Una parte de la actividad de RAPSA se centra en los lubricantes, producto cuyo control por ley depende del monopolio de Campsa. Las existencias de colza que han encontrado las autoridades superan los 300.000 kilos, por lo que deducen que el aceite tóxico que salió con destino al consumo humano supera los 100.000 kilos. RAPSA llevaba trece años importando aceite de colza desnaturalizado.

Fraude y responsabilidades

Tras la concesión de las licenclas de importación, que son responsabilidad de Economía y Comercio, si las partidas llegan a materializarse, el control de entrada corresponde a Aduanas. Estas tienen que comprobar exclusivamente que las partidas de aceite de colza desnaturalizado corresponden a una licencia en vigor, y por tanto se ajustan en cuanto a cantidad y presencia de desnaturalizadores a lo autorizado. Exigen también los derechos e impuestos establecidos. Aquí acaba la responsabilidad de Aduanas.

El destino de esas partidas a los fines para los que fueron adquiridas correspondería más bien a Comercio (las responsabilidades de Industria y Energía se circunscriben fundamentalmente a las instalaciones). Agricultura y Pesca tiene responsabilidad sobre él aceite de oliva, bajo cuyo nombre se ha hecho el fraude y la intoxicación, pero sólo hasta que el mismo está envasado y sale al mercado. En este punto vuelven a aparecer las responsabilidades de Economía y Comercio (Comercio Interior, esencialmente) y Sanidad (Ministerio de Trabajo, Sanidad y Seguridad Social). Las responsabilidades son compartidas en alguna medida con los ayuntamientos, en el caso de la venta ambulante del aceite tóxico.

En un decreto de 1979 sobre Regulación de Procesos Industriales (BOE del 18 de enero de 1980) se dice que «en los locales en que se lleve a cabo la obtención o tratamientos de aceites de oliva, en tanto se produzca, manipule o haya existencia del mismo, queda prohibida la tenencia de grasas o aceites de otras clases». El mismo decreto, en otro punto, afirma: «Es competencia del Ministerio de Industria y Energía el control de la fabricación, circulación y destino de la glicerina, así como de los aceites esterificados o de síntesis».

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