La histórica "Casa de las Siete Chimeneas" en la plaza del Rey, convertida en oficina bancaria
La actual Casa de las Siete Chimeneas es un palacete de estética simple y contenida. Su diseño responde más a un proyecto de casa-habitación que a un edificio ornamental. La primera referencia escrita sobre ella es una escritura de venta, fechada en 1631, en la que se menciona el distintivo de las chimeneas, es decir, lo que luego ha sido su principal seña de identidad. Desde aquel momento, sus nuevos propietarios, los condes de Mejorada, comienzan a alquilarla a los personajes más señalados de la Corte. En 1671. la adquieren los condes de Polentinos, que mantienen la propiedad hasta finales del siglo pasado.La influencia política parece ser una condición permanente de los huéspedes de la casa. En el siglo XVIII, al advenimiento de Carlos III, es ocupada por Leopoldo de Gregorío, marqués de Esquilache, ministro de Hacienda y Guerra y encargado de la Policía de la Corte y del ramo de la industria pública, una especie de gabinete de bolsillo.
La obsesión constante del poderoso marqués era renovar el vestuario de los madrileños, reducido entonces a un traje único compuesto por chaqueta larga, chula, calzón, medias de hilo o lana, zapatos sin hebilla, pelo recogido en cofia o redecilla y sombrero redondo o gachó. El 11 de marzo de 1766, un real decreto dictado en El Pardo prohibía el uso del gachó, la capa larga, la cofia y la redecilla en los paseos públicos y ordenaba el uso del sombrero de tres picos, el cabriolé y, como concesión especial, de una capa corta. Los infractores del decreto serían castigados con multas de seis a doce ducados, y los reincidentes, con penas de destierro.
El 23 de marzo, varias cuadrillas de agitadores que se habían congregado en la plaza Mayor se pusieron en mrcha hacia la residencia del marqués, gritando « ¡Viva el rey! ¡Viva España y muera Esquilache!». A través de la calle de las Infantas, unas mil personas llegaron hasta la plaza del Rey, asaltaron la Casa de las Siete Chimeneas, destrozaron vidrieras y mobiliario y saquearon la despensa. A pesar de todo, aquel fue el último golpe de fortuna del marqués: los agitadores no lograron encontrarle.
En épocas posteriores, la Casa de las Siete Chimeneas fue habitada por el general O'Reilly y por el duque de San Carlos. Al cabo de los años, los urbanistas construyeron un teatro en lo que quedaba de sus jardines. Un día se hizo cargo de él un empresario británico llamado Thomas Price. En adelante, la sala se llamó Circo Price.
Las obras de instalación de la nueva sede del Banco Urquijo han consistido en la edificación de una casa de ocho plantas en el lugar que ocupaba el derribado Circo Price. En la reconstrucción total de un edificio romántico en la calle de San Marcos y en el acondicionamiento interior de la Casa de las Siete Chimeneas. El banco se ha responsabilizado también de un plan de mejoras de la plaza del Rey: el actual plano inclinado del firme será sustituido por una estructura escalonada, que la hará más cómoda para los transeúntes.
De esta manera, el banco dedicará a sus oficinas una superficie de 40.000 metros cuadrados. Inicialmente, serán ocupadas por unos mil empleados, aunque, en próximos planes de expansión, el número podría ampliarse a 1.300.
Salvo el edificio intermedio, de línea modernista, el conjunto arquitectónico conserva exteriormente su aspecto original. Los interiores, sin embargo, se comunican, y su diseño responde a conceptos actuales: están dotados de un complejo sistema para el aprovechamiento del calor corporal de los empleados y un equipo de células fotoeléctricas regula la producción artificial de la luz, según las necesidades. Sobre el aspecto final de la plaza del Rey no hay, por el momento, otra referencia que las maquetas y los planos. Aparentemente, recobraría, al menos en parte, su viejo aire de lugar de encuentros.
Las inversiones realizadas por entidades privadas, especialmente bancos -baste recordar el caso de la Banca López Quesada-, contrasta con los escasos recursos económicos empleados por la Administración pública en la rehabilitación de edificios que, como la Casa de las Siete Chimeneas, forman parte ya del paisaje urbano.
Durante el año 1980, la Administración pública únicamente dedicó cien millones de pesetas a la restauración de edificios significados como artísticos dentro de la provincia de Madrid.
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