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Fiat llega a un acuerdo con las empresas estatales italianas del automóvil y del acero

Juan Arias

Nueva e importante sorpresa en la casa Fiat. Está a punto de celebrarse un matrimonio que podría ser histórico: un acuerdo entre Fiat, la mayor empresa privada del país, y el IRI (el holding estatal italiano). Por ahora se afirma que existe sólo un noviazgo, pero se trata de dos novios muy serios y con unos padrinos dispuestos a llegar al matrimonio lo más pronto posible: los ministros de Empresas Públicas, el socialista Gianni de Michelis, y de Industria, el democristiano Marcora.El anuncio fue hecho ayer mediante una carta de Gianni Agnelli en la que se dice solemnemente que está a punto de firmarse un acuerdo entre Fiat y Alfa Romeo, en el sector automovilístico, y entre Fiat y Finsider, para una colaboración en la producción de acero Evidentemente, se trata de que el Gobierno, para favorecer la empresa del país y evitar que vengan los extranjeros a resolver los problemas internos, tiende una mano generosa a la empresa nacional, tanto privada como pública. Por ejemplo, el acuerdo Fiat-Alfa Romeo evita en parte el peligro de los japoneses con el acuerdo Alfa-Nissan, que Agnelli impugnó siempre como una peste nacional.

En el campo del acero se trata de dar una mano tanto a Finsider, que pierde actualmente más de 100.000 millones de pesetas, como a Teksid, la sociedad de Fiat para el acero, que tampoco nada en buenas aguas.

Obstáculos a la entrada japonesa

Por ahora se trata sólo del anuncio del acuerdo, sin especificar los objetivos concretos. La decisión ha sido aplaudida por casi todos los observadores y por el Gobierno, que continúa de este modo la política emprendida por el ministro socialista De Michelis de hacer colaborar en Italia lo más posible a la empresa privada y a la empresa pública, como remedio a muchos males crónicos. Agnelli ve premiada de este modo su política de una estrategia europea del automóvil, evitando así que llegue a Italia lo que él siempre ha llamado la invasión japonesa. Pero Agnelli había defendido siempre la tesis de que antes de establecer una política europea del coche era necesario «poner en orden la propia casa», es decir, resolver los problemas nacionales.Los sindicatos, por ahora, se muestran satisfechos. Ayer declararon conjuntamente que el sindicato italiano ha defendido siempre la necesidad de dar prioridad a «un acuerdo entre empresas automovilísticas nacionales» y que el mejor modo de luchar contra la competencia extranjera era «el esfuerzo para coordinar las sociedades del sector», en este caso del automóvil. Lo que no queda claro es si el acuerdo suscrito entre Alfa y la empresa japonesa Nissan irá adelante después de este acuerdo Alfa-Fiat o bien quedará paralizado. De cualquier modo, es evidente que en la medida en que el matrimonio Fiat-Alfa se vaya consolidando el peligro amarillo irá perdiendo virulencia, como tanto desean Agnelli y sus accionistas.

Lo que más interesa en este momento tanto al Gobierno como a los sindicatos es la posibilidad de que este acuerdo de Fiat con la empresa pública, tanto del automóvil como del acero, pueda abrir soluciones importantes para el gravísimo y agudo problema del desempleo, que hoy alcanza a más de dos millones de personas.

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