Línea Vienesa, el disfraz en la meseta
La fiesta neorromántica con que la Sala Rockola trataba la actuación de Spandau Ballet y que se celebrará el próximo domingo, tuvo poco de disfraz, poco de neorromántica al fin. Claro que a cambio el grupo que actuó en esta ocasión echó el resto en vestuario. Línea Vienesa, nuevos en la plaza, aparecieron sobre el escenario embutidos en trajes de paje, de María Antonieta, de húsar y de señor transilvano. De esta manera las cosas quedaban como suelen, esto es, con mayor atractivo visual en el escenario que en la pista.La música de Línea Vienesa descansa en tantos polos que la relación seria demasiado larga. Baste apuntar su utilización de la caja de ritmos, sus paseos por músicas de corte renacentista, que de cuando en cuando cantan en alemán (aunque no se les entiende gran cosa) y que, finalmente, lo suyo es en principio música para pasar el rato susceptible de ser escuchada con algo más de atención.
Lo sorprendente en Línea Vienesa es, en primer lugar, lo claro que parecen tenerlo. Los arreglos y ,la caja de ritmos funcionaban bien, las composiciones son de una consistencia rara y ellos saben ¡levarlo todo al mejor de los puertos. El segundo aspecto notable es su mimetismo con respecto a grupos como Landscape, Visage o Classic Noveaux, por mentar sólo algunos modernos editados en España.
Lo único que podría echárseles en cara es una cierta falta de fuerza, de intensidad, pero lo cierto es que ésta, era, su segunda o tercera actuación. Con todo, lo peor o más peligroso es el concepto. Antes, en la época sinfónica de Emerson Lake and Palmer, Yes o Premiata Forneria Marconi, se llegó a la autocomplacencia y al boato industrial (vacío, por otro lado) a través de una pretendida trascendencia. Ahora puede ocurrir algo semejante a partir del juego, de la frivolidad. Y lo malo no es que sea un crimen, es que resulta aburrido. Es de esperar que gente como ésta de Línea Vienesa no vaya por ahí. Seria una lástima.
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