Estudio oficial de la mendicidad infantil en Madrid
Mañana, lunes, se reunirán en Madrid los miembros del Consejo Superior de Menores para hacer un replanteamiento de la situación de los menores de edad en esta capital. En esta reunión será analizada la situación de los centros de protección de menores situados en Carabanchel y se estudiará la promoción de grupos de acogida de menores en familia. Horas antes de que se hiciese público este anuncio, el presidente de esta entidad, Modesto Lobón, había anunciado también una nueva orientación de la lucha contra la mendicidad infantil y había comentado los resultados del último plan, en el curso del cual 75 niños -veinticinco de ellos, portugueses- habían sido recogidos en las calles.En la reunión de mañana participarán los cuatro jueces de menores, el presidente y el secretario de la junta y todos los miembros del Consejo Superior. Respecto al grave problema de la mendicidad infantil, Modesto Lobón ha declarado que, en el futuro, los planes para su erradicación serán puestos en práctica sin aviso previo. En el último de ellos aplicado en Madrid se observó que, al quinto día, los niños mendigos habían dejado de salir a las calles porque entre ellos se había corrido la voz de que se les buscaba.
Un tercio de los niños recogidos eran portugueses
Según el presidente del Consejo Superior de Protección de Menores, con ocasión del último plan fueron recogidos en las calles madrileñas 75 niños. De ellos, veinticinco eran portugueses. Muchos de estos niños eran dirigidos por personas indocumentadas, lo que hizo necesaria la colaboración policial del Consulado general portugués del Ministerio español de Asuntos Exteriores.A la vista de los datos disponibles, el presidente del Consejo Superior ha explicado que no se puede afirmar ni negar la explotación de menores. Las personas encontradas con los niños hasta ahora han sido siempre sus padres, los cuales afirmaban que sus dos únicas opciones eran robar o mendigar. Se ha sabido también que los niños encontrados junto a sus padres eran obligados por ellos a ejercer la mendicidad. En muchos casos, no querían volver con su familia y estaban delgados y enfermos.
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