Primer enfrentamiento entre el Gobierno socialista y el poder económico en Francia
El presidente de la patronal francesa, François Ceyrac; el ministro de Economía, Jacques Delors, y Edmond Maire, líder de la segunda central del país, la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT), con sendas intervenciones públicas durante las últimas horas, han formulado el gran problema que tendrá que resolver el Gobierno para materializar el éxito de la gestión socialista. El poder político, el poder sindical y el poder económico ya están enfrentados.
El ministro de Economía, impaciente a causa del estancamiento económico, afirma que todas las condiciones se reúnen ya para hacer efectiva la reactivación que, añade, sólo depende de la voluntad de los patronos. "Inviertan, trabajen, compren máquinas, creen empleos", pide Delors, dejando entender que la actual falta de actividad económica pudiera corresponder a oscuras intenciones políticas. El líder sindical Maire es más explícito al denunciar claramente el "sabotaje económico" de la patronal. En su opinión, los líderes patronales pretenden realizar una "tercera vuelta económica", es decir, que tras las elecciones presidenciales y las legislativas, victoriosas para la izquierda, la economía cruza los brazos para desarticular los proyectos de gestión socialista.Ayer, el primer ministro, Pierre Mauroy, recibió durante una hora a Ceyrac. El tema de la conversación lo resume la siguiente pregunta: ¿Está dispuesto el poder económico a "jugar el juego" con el poder político? Este es el gran problema que planteó, en términos económicos, la victoria del presidente François Mitterrand, seguida del triunfo socialista en las elecciones legislativas. A partir de este momento, el poder político está en las mismas manos, pero sus intenciones reformistas chocan con los mecanismos tradicionales de la economía liberal, seguida por Francia desde que se fundó la V República, hace veintitrés años.
El poder sindical, sentimentalmente al menos, está con el poder político. La inclusión de ministros comunistas en el Gobierno, entre otras razones, ha sido dictada por una muy simple: con los comunistas en el Ejecutivo, Mitterrand controla en cierta medida la central CGT, el sindicato más. potente del país, de tendencia comunista. Pero frente a estos dos poderes está el poder del dinero. El problema que los enfrenta sustancialmente acaba de exponerlo el propio Mitterrand en Luxemburgo ante los diez de la Comunidad.
El presidente francés, con su plan social europeo, no ha hecho más que explicar a nivel comunitario la problemática francesa. Y el rechazo manifestado por el canciller alemán, Helmut Schmidt, y la primera ministra británica, Margaret Thatcher, es el que le opone la patronal gala en el plano interior.
¿Hasta dónde llegará el mano a mano entre los poderes político y sindical, por un lado, y el económico, por otro? Delors se manifiesta prudente, pero también advierte que "Mitterrand está ahí para siete años, y jugar a la contra sería catastrófico para todos". Ceyrac afirmó ayer que era absurdo acusar a los patronos de pretender practicar la política de tierra quemada. De momento, en todo caso, el aumento de la inflación durante los dos últimos meses (el 13%), la depreciación del franco y el frenazo de la actividad económica dejan en suspenso cualquier pronóstico sobre el futuro inmediato.
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