Partidos, patronales y Gobierno, las instituciones menos eficientes de la vida española, según una encuesta de Sofemasa
Las instituciones financieras, Correos y Telégrafos y las compañías eléctricas privadas, son las instituciones económicas que mejor funcionan en España, según se desprende de una investigación realizada a nivel nacional por Sofemasa para el Centro de Estudios y Comunicación Económica -todavía no hecha pública- y cuyos resultados ha podido conocer EL PAÍS. Por el contrario, las entidades que peor funcionan son -de peor a mejor funcionamiento- los partidos políticos, las patronales, el Gobierno del Estado, la Seguridad Social y las entidades autonómicas.
A nivel general se puede afirmar que la encuesta realizada indica que las instituciones de la vida política y laboral reciben peor puntuación que las de servicios, si queda excluida la Seguridad Social.La investigación se ha realizado sobre un universo correspondiente a población española comprendida entre los dieciocho y los 64 años, en nucleos de población de más de 5.000 habitantes. La muestra comprende 2.000 entrevistas aleatorias. Se trataba de comparar el funcionamiento de quince instituciones que influyen en la vida política y económica españolas, así como la evolución de dicho funcionamiento en los últimos meses. El trabajo quedó terminado en la segunda quincena del mes de mayo pasado, por lo que se le puede considerar plenamente vigente, ya que no se han producido inflexiones representativas que desvirtúen su contenido. De los resultados se desprende una opinión que la sociedad tiene sobre el funcionamiento de estas quince instituciones claves. Quizá la mayor sorpresa sea la presencia de Correos y Telégrafos en el segundo lugar en cuanto a mejor funcionamiento en un momento en el que desde muy diversos sectores se cuestiona casi diariamente la eficacia de este organismo.
La lista de las instituciones, de mejor a peor funcionamiento, según la investigación de Sofemasa, es la siguiente: entidades financieras (bancos y cajas de ahorro), Correos y Telégrafos, eléctricas privadas, eléctricas públicas, Telefónica, ayuntamientos, transportes públicos, Renfe, sindicatos, Parlamento, entes autonómicos, Seguridad Social, Gobierno del Estado, patronales y partidos políticos. Esta escala de opinión, de aproximarse a la realidad, apuntalaría muchas de las opiniones y resquebrajaría algunos de los tópicos que sobre la eficiencia o ineficiencia de las instituciones se transmiten continuamente en artículos, conferencias e incluso conversaciones privadas cotidianas de los españoles.
¿Mejoran o empeoran?
Tras esta valoración absoluta, el estudio aborda la evolución que experimentaron las instituciones en cuestión en los últimos meses, respecto a su funcionamiento. Así, los encuestados consideran que quienes han evolucionado más favorablemente y mejorado, por tanto, su funcionamiento, son las entidades financieras, seguidas de Correos y Telégrafos y ayuntamientos. Las entidades eléctricas son percibidas como estables, se afirma que el resto de las instituciones ha empeorado. Y de entre ellas, las que evolucionaron de modo más negativo fueron la Seguridad Social y los partidos políticos. Naturalmente, tanto la posición absoluta de las instituciones, como su evolución, se cuantifican en la encuesta según los métodos estadísticos al uso, cuantificación que eliminamos casi totalmente de este artículo para limitar su farragosidad.Del 44% que entiende que las entidades financieras han mejorado, la mitad atribuye esta mejoría a una mayor atención al cliente (un 55%), siendo otras causas menores las de haber concedido más préstamos, mejor organización, dar más movimiento al dinero para inversión, sacar más provecho de la inversión, tener actividades culturales, dar más intereses, tener gente preparada entre el personal, etcétera. Ahora bien, también hay un 11% de los encuestados que explica que en su opinión ha empeorado el funcionamiento de las entidades financieras, y ello lo atribuye a que dan menos facilidades de préstamos, cobran los servicios o los intereses son altos, dan mala atención al público, no contribuyen a mejorar la situación del país (falta inversión, no dan crédito), les falta competitividad, deben ser estatales, etcétera.
Los mismos argumentos, a la inversa
Respecto a Correos y Telégrafos, el 42% de los encuestados entiende que ha mejorado; el 43%, que sigue igual; el 9%, que ha empeorado, y el 6 %, no sabe/no contesta. De los que afirman que es más eficiente, la mitad argumenta que da mejor servicio, distribuyéndose el resto de las razones en que tiene más rapidez, da mejor atención al público, tiene buena organización, se ha modernizado, es una empresa fuerte, hay menos huelgas, etcétera. Los que consideran que ha empeorado, lo hacen con los mismos argumentos vueltos del revés: tienen mayor retraso, están más desorganizados, han subido las tarifas, mala atención al público, etcétera.De las compañías eléctricas privadas, el 24% de la muestra es optimista y cree que han mejorado, el 36% que siguen igual, el 26% que han empeorado, y el 14% no sabe/no contesta. La mejora es debida en una buena parte a que dan mejores servicios, siendo otras razones minoritarias las de que ganan más dinero y, por tanto, han subido el valor de sus acciones, se modernizan y hacen pantanos creando más energía, cobran simplemente lo que consume cada ciudadano, etcétera. Los que consideran que han empeorado son muy radicales en sus contestaciones: sólo buscan enriquecerse, poca atención al usuario, no admiten reclamaciones, hay muchos cortes, van mal económicamente, etcétera.
Las tres últimas instituciones en el ranking de funcionamiento son los partidos políticos, las patronales y el Gobierno del Estado.
En cuanto a los primeros, el 14% de la muestra consideró que los partidos habían mejorado; el 29%, que siguen igual; el 33%, que habían empeorado, y el 24%, no sabe/no contesta. No se entra en especificaciones partidistas concretas.
Las razones que arguyen quienes opinan que los partidos han mejorado son bastante voluntaristas: intentan mejorar, están más definidos, van poniéndose de acuerdo, hay más libertad, en todo están mejorando, etcétera. Los críticos a ese funcionamiento explican: tienen luchas internas, no hacen nada por el paro ni otros problemas, sólo buscan el poder poca credibilidad, son los culpables de los problemas, hay demasiados partidos, desciende el número de afiliados, etcétera.
En cuanto a las patronales, los resultados son estos: 18% de personas que opina que han mejorado; 31%, que cree que siguen igual, y 21%, que explica que han empeorado. Su existencia no debe estar muy clara para una gran parte de la población cuando hay un 34% de la muestra que no sabe/ no contesta. Tampoco deben ser muy diáfanos sus objetivos cuando de entre los que opinan que han mejorado su funcionamiento, el mayor porcentaje lo argumentan porque se preocupan del obrero, mientras que de los detractores, hay un 16% que lo son por la «poca defensa del trabajador» que realizan las patronales. Otras razones de por qué han mejorado son las de que están mejor organizadas, hacen lo que pueden, mayor libertad, tienen el apoyo del Gobierno, mejor información, etcétera. Los que contestan que han empeorado lo hacen pensando en que hay poca unión, no solucionan nada, mala administración, pocas ofertas de trabajo, falta de inversiones, cotízación alta, etcétera.
Si los partidos políticos pueden intentar no darse por aludidos ante los penosos resultados que esta encuesta les ofrece, echando la culpa al vecino y afirmando que no todos son iguales, no ocurrirá igual en el terreno de las patronales, ya que existe prácticamente una sola de ellas, la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), cúpula que aglutina a organizaciones sectoriales y territoriales, cuyo funcionamiento es puesto muy en cuestión por la muestra de 2.000 personas escogidas.
Diferencias de las dos etapas
Por último, el Gobierno del Estado. El 24% consideró que había mejorado; el 34%, que sigue igual; el 32%, que ha empeorado, y el 10% restante, no sabe/no contesta. Aunque en los resultados de la encuesta conocidos por este periódico no se especifica el período en que han evolucionado las instituciones analizadas para las personas encuestadas, por las respuestas se puede intuir que se diferencia la anterior etapa, siendo presidente Adolfo Suárez, de la actual, con Calvo Sotelo al frente. Los que consideran que el Gobierno ha mejorado, lo hacen en primer lugar «por diferencia con el anterior (nuevas ideas, más autoridad, nuevo presidente). Así opina un 25%. Otras razones menores son las de que se preocupa por los problemas, hay políticos de diferentes ideas, actúa rápido, lucha contra el terrorismo, intenta controlar el paro, defiende a España, mayor política exterior, etcétera. Los que contestaron que el Gobierno ha empeorado, lo hicieron pensando en que no lleva una buena política, no soluciona el paro, no soluciona el turismo, no se entienden entre ellos, ha emperado en todo, faltan objetivos, no se interesa por el bien común, no cumple sus promesas, etcétera.
Ayuntamientos, sindicatos...
En el intermedio del ranking de instituciones, hay algunas, por significativas, de las que resulta más que curioso conocer la opinión de los encuestados. Por ejemplo, ayuntamientos y sindicatos.Respecto a los primeros, el 42% consideró que habían mejorado; el 31%, que siguen igual; el 20%, que han empeorado, y el 7% restante, no sabe/no contesta.
Son más populares, han mejorado la infraestructura, hay más organización, hay más dinamismo, hay más actividades culturales, crean puestos de trabajo, son más honrados, más saneados económicamente, hay un buen alcalde, etcétera, son algunas de las razones que hacen pensar que los ayuntamientos han aumentado su eficacia. En el campo contrario se destaca la mala organización, poca atención al ciudadano, cobran demasiados Impuestos, mala infraestructura, la recogida de basuras es mala, están estancados, no pagan las deudas, los transportes son malos, etcétera. Los ayuntamientos ocupan el sexto lugar en la clasificación de funcionamiento institucional.
Los sindicatos, el noveno. El 22% de los encuestados consideró que los sindicatos habían mejorado; el 29%, que siguen Igual; el 24%, que han empeorado, y el 25%, no sabe/no contesta. Los que han encontrado un espíritu de superación en las centrales, lo han localizado en factores como una mejor defensa del trabajador, más posibilidades, más unión, más realismo, más informacion para el obrero, menos conflictos. Los pesimistas destacan, al igual que ocurre en otras instituciones, los mismos hechos, pero con distinto signo: peor defensa de los trabajadores, menos acuerdos, pérdida de fiabilidad, sólo se preocupan por la central, estancamiento, van a destruir la empresa, no son independientes, atienden mal, no están bien controlados, etcétera.
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