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Clausura, en Moguer, del congreso sobre Juan Ramón Jiménez

Intervenciones de los profesores Urrutia, García de la Concha y Garfias

El Congreso Internacional sobre Juan Ramón Jiménez, premio Nobel de Literatura, fue clausurado ayer en su villa natal, Moguer, tras una semana de análisis profundo de su obra y durante la cual han sido presentadas un total de seis importantes ponencias y 53 destacadas comunicaciones por parte de distinguidos profesores e investigadores de quince universidades españolas y ocho extranjeras.

En esta sesión final del congreso hizo uso de la palabra uno dos dos secretarios ejecutivos del mismo, Jorge Urrutia, profesor de la Universidad de Sevilla quien puso de relieve que a través del congreso se ha demostrado la necesidad de un cambio importante en los estudios del modernismo y se han fijado las bases para el análisis ideológico de la prosa y poesía juanramoniana, y que han sido establecidas las premisas para el estado dé las relaciones de Juan Ramón con otros poetas.El profesor Urrutia subrayó, asimismo, que en este excepcional congreso se ha puesto de manifiesto «la importancia de la personalidad del universal poeta moguereño por encima de cualquier tipo de localismo o parcialización de la cultura». Como noticia sobresaliente -dentro de la clausura de este acontecimiento cultural- destacó, por otra parte, que la edición crítica de la obra juanramoniana, tan necesaria para la lectura del Nobel onubense, es un trabajo ya en marcha, que está realizando la universidad hispalense. Anunció, finalmente, que el original de las actas del congreso será entregado dentro de una semana.

La conferencia de clausura fue pronunciada por Víctor García de la Concha, profesor de la Universidad de Salamanca, quien disertó sobre «La prosa de Juan Ramón: lírica y drama». En la exposición del tema comenzó por plantear una cuestión previa: la necesidad de disponer pronto de una edición crítica de los textos en prosa de Juan Ramón Jiménez.

Tras calificarle como el primer prosista de nuestro siglo, y señalar que la prosa de Juan Ramón es lo menos estudiado dentro de su extensa obra, el profesor García de la Concha puso especial énfasis en presentar al Nobel de Literatura como lo que fue: «Un miembro de la generación de 1914 (la generación de Ortega y Gasset) enormemente preocupado a lo largo de toda su vida por el problema de España». La idea básica de Juan Ramón es la misma -indicó el citado profesor- que la de la generación del 14: «No se puede cambiar la política de un país si previamente no se cambia la sensibilidad del mismo. El fin de escribir una poesía pura es mejorar la sensibilidad del pueblo».

Según el citado profesor, a esta consideración ha llegado tras el análisis riguroso, de la singular obra juanramoniana Platero y yo. Un libro, dijo en su conferencia, muy insuficientemente leído. Se le lee como un libro de añoranza nostálgica, de lo que fue Moguer en otro tiempo. Y no es eso: es una, auténtica épica poemática. Lo que Juan Ramón Jiménez quiere hacer ver con Platero y yo es cómo un pueblo se puede transfigurar en la belleza. En definitiva, añadió García de la Concha, lo que está persiguiendo es mejorar la sensibilidad del pueblo para que éste pueda mejorar.

A lo largo de su charla llegó a decir también que «no podía comprender cómo a Juan Ramón Jiménez se le ha podido tachar de poeta evasionista. No lo es en modo alguno», añadió, «y mucho menos puede calificársele de poco español. Juan Ramón fue el más español de los españoles. Estuvo siempre preocupado por la lengua de España; por una lengua integradora, que asumiera todas las peculiaridades, por una lengua que estuviera enriquecida».

Garfias: "Juan Ramón no fue un exiliado político"

En la última jornada de estudios disertó también el premio Nacional de Literatura, y biógrafo de Juan Ramón, Francisco Garfias, natural también de Moguer. En su conferencia el profesor Garfias hizo hincapié en que Juan Ramón fue, a su manera, y desde siempre, un poeta eminentemente religioso, aunque su religiosidad fuese muy original y no esté dentro del carácter ortodoxo habitual. Para Garfias, «ese afán de eternidad que tenía Juan Ramón, ese creer que la muerte completaba su obra, ese buscar a Dios en la naturaleza, etcétera, era puro deseo de buscar a un Dios que quizá no sea el nuestro ... ».Al comentar el tiempo de exilio del Nobel español, el premio Nacional de Literatura Francisco Garfias ha indicado asimismo: «Juan Ramón decía siempre, y le gustaba mucho repetir, que él no era un exiliado porque no había tenido nunca afiliación política».

Sin embargo -agrega,el biógrafo de Juan Ramón-, éste vivió en América dado que no estaba de acuerdo con el régimen de Franco, pero de una manera particular, no porque estuviera vinculado a ningún movimiento político. Esto hay que dejarlo bien sentado. Según Garfias, Juan Ramón decía: «Estoy lejos de España, pero no soy un exiliado político. Nunca lo fui».

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