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La "cumbre" de la Organización para la Unidad Africana en Nairobi se centra en los conflictos del Sahara y Chad

Treinta y cuatro jefes de Estado, de los cuales 31 ya habían llegado el miércoles a Nairobi, tomarán parte en los debates de la 38 cumbre de la Organización para la Unidad Africana (OUA), inaugurada ayer solemnemente por el presidente de Kenya, Daniel Arap Moi. La presencia de tropas libias en Chad y la necesidad de celebrar elecciones libres en ese país -el mandato del actual presidente del GUNT (Gobierno de Unión Nacional), Ukuni Uedei, expiró, según los acuerdos de Lagos, el pasado 31 de abril-, el conflicto del Sáhara occidental y la polémica designación de la próxima sede de la son los temas más importantes de esta cumbre.

Los ministros de Asuntos Exteriores, sin embargo, aún no habían concluido sus deliberaciones el miércoles por la tarde, es decir, tres días después de lo previsto para el fin de la 37ª sesión ordinaria. Este retraso parece confirmar que la unidad de la OUA, relativamente fácil cuando se trataba de la liberación e independencia de los países africanos, es más complicada cuando se trata de conflictos que, con la excepción de Namibia y Suráfrica, conciernen a los Esta dos entre sí.Una buena parte del tiempo de discusiones lo consumió la cuestión de Oriente Próximo, que concluyó con una condena de los acuerdos de Camp David, considerados como "lesivos para los legítimos derechos del pueblo palestino". Algunos países africanos pro testaron por el tiempo dedicado a esta cuestión, "que al fin y al cabo es marginal a los problemas de Africa".

Los dos únicos hechos fuera de lo común que han precedido esta cumbre fueron la espectacular decisión del jefe del Estado libio, Muamar el Gadafi, que no vendrá a esta conferencia, de solicitar la reanudación de relaciones diplomáticas con Marruecos y los dramáticos sucesos de Casablanca, de finales de la semana pasada, en donde decenas de personas resultaron muertas por la policía.

Estos hechos, que han permitido hasta ahora dudar sobre la participación del rey Hassan II, incidirán, sin duda, sobre las discusiones cuando le llegue su hora al Sáhara. De todas maneras, ayer, la delegación marroquí confirmaba categóricamente que el monarca estará presente en esta cumbre, y su ayudante y jefe de protocolo, el general Mulay Hafid el Alaui, ya se encuentra en Nairobi.

La opinión más generalizada entre los delegados es que el rey Hassan II deberá de verdad traer consigo propuestas concretas que permitan poner fin al conflicto del Sáhara, como él mismo prometió en una reciente conferencia de Prensa en Rabat. Los países africanos ya parecen cansados de esta guerra y, a su vez, estiman que la economía marroquí también está cansada, como -según ellos- atestiguan las huelgas reprimidas a tiros la semana pasada.

Lo curioso, no obstante, es que, a pesar de los incidentes de Casablanca y la gravedad de la situación en Marruecos, que repercutirá fundamentalmente en la izquierda y en las limitadas libertades democráticas, se ha anunciado en Nairobi, que en el séquito que acompaña al rey Hassan II figuran el secretario general del Partido Comunista marroquí, Alí Yata, y miembros de la dirección de la USFP, socialista.

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España, que puede respirar tranquila al haber finalmente reconocido esta conferencia, a través del informe de su secretario general Edem Kodjo, la incuestionable españolidad de las islas Canarias, seguirá estando presente paradójicamente en la cumbre a través del español Javier Nart, que forma parte de la delegación de Chad.

Kurt Waldheim, secretario general de las Naciones Unidas, puso el acento sobre la situación de los refugiados en Africa por causa de conflictos y guerras civiles. Waldheim criticó duramente la política racista de Africa del Sur y lamentó el punto muerto de la cuestión de Namibia. Para el secretario general de la ONU es imperativo encontrar una "solución urgente" a la crisis del Sáhara.

Otros temas que serán tratados en esta conferencia africana comenzada ayer son la situación en el cuerno de Africa, la Carta de los Derechos del Hombre y de los Pueblos y los problemas económicos de la práctica totalidad de las naciones representadas.

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