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Cuatro heridos por la explosión de 50 kilos de Goma 2 en la Universidad de Navarra

Casi un año después del atentado perpetrado por un comando de ETA Militar, que causó importantes daños, evaluados en 150 millones de pesetas, el edificio central de la Universidad de Navarra fue objeto a primeras horas de la tarde de ayer de un nuevo atentado, en el que resultaron heridas cuatro personas al explosionar cinco cargas que contenían en total cincuenta kilos de Goma 2. Los daños -todavía sin evaluar- se prevén cuantiosos, ya que los explosivos destruyeron casi por completo el sótano.Según versiones no oficiales, recogidas en el lugar de los hechos entre personas que aseguraban ser testigos presenciales, sobre las dos de la tarde tres personas (dos hombres y una mujer) penetraron en el edificio central de la Universidad de Navarra, propiedad del Opus Dei, portando bolsas y maletas de mano. Los tres individuos, presumiblemente miembros de ETAm, descendieron hasta el sótano, colocando cinco cargas a lo largo del pasillo, para abandonar el edificio central por una de las puertas laterales. «Yo estaba esperando el autobús», explicó Joaquín Molina, miembro de la secretaría del rector de la Universidad, «cuando sobre las 14.10 horas oí una gran explosión que me levantó del suelo una cuarta. Me di media vuelta y entré en el central cuando se produjo la segunda explosión. Ante el peligro de que pudiera haber más bombas, salí corriendo y escuché otras dos explosiones».

Los cinco artefactos, de diez kilos de Goma 2 cada uno, habían sido colocados junto a las oficinas de la Asociación del Deporte Universitario (Aduna), en la puerta de la sala de los ordenadores (esta puerta, blindada, fue colocada a raíz del atentado del año pasado, y en esta ocasión evitó que la sala de proceso de datos hubiera quedado destruida), junto a los lavabos de los despachos de la Asociación de Amigos de la Universidad, en las calderas y en la sala de registros y motores del aire acondicionado. La primera explosión se escuchó a las 14.11 horas, ya que el reloj de las oficinas de la Facultad de Ciencias de la Información se paró en ese momento, y se produjo en Aduna. Las quince o veinte personas que a esa hora se encontraban trabajando en el sótano pudieron subir al primer piso y salir a la calle, si bien cuatro de estas resultaron con heridas de diverso pronóstico y fueron ingresadas en la clínica Universitaria. Cinco minutos después se escuchó la segunda explosión, que se produjo junto a la puerta de la sala de los ordenadores. A continuación sonó el teléfono del edificio central, y el bedel, Jesús María Amatria, descolgó el aparato: «Hay cinco bombas, desalojen rápidamente». Amatria increpó al anónimo comunicante diciéndole que ya habían explosionado dos y que se podía haber producido una desgracia. Sin embargo, la voz anónima continuó diciendo: «Hay cinco bombas, desalojen rápidamente», ya que el mensaje estaba grabado en una cinta magnetofónica. Cuando las cerca de sesenta personas que se encontraban en la Universidad abandonaron el edificio central se escucharon, con un intervalo de cinco minutos, dos nuevas explosiones, que afectaron a las inmediaciones de la oficina de la Asociación de Amigos de la Universidad y a la sala de calderas. Minutos después de las 14.30 horas, efectivos de la Policía Nacional llegaban al edificio central de la Universidad, acordonando la zona. Se habían producido cuatro de las cinco explosiones anunciadas por el comunicante anónimo. El equipo de desactivación de explosivos (Edex) rastreó el sótano, convertido en un montón de escombros, e hizo explosionar una bolsa de plástico que apareció entre los cascotes. Sin embargo, el auténtico quinto explosivo, descubierto a tiempo, y que, como los otros cuatro, llevaba un mecanismo de relojería, explosionó dos horas después, a las 16.09 horas. Según informaciones policiales, este paquete de diez kilos de Goma 2 podría estar preparado para hacer explosión cuando los miembros del Edex se encontraran dentro, con el objeto de atentar contra la vida de efectivos de este cuerpo.

A la salida, el arquitecto Fernando Nagore declaraba a los periodistas: «Parece que las explosiones no han afectado a la estructura del edificio. Este edificio está construido a prueba de bombas».

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