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ARAGON

El alcalde de Zaragoza quiere que la base norteamericana sea desmantelada

El pleno del Ayuntamiento de Zaragoza debatirá esta tarde un propuesta del alcalde Ramón Sainz de Varanda, de solicitar al Ministerio de Asuntos Exteriores el desmantelamiento de la base aérea norteamericana y la prohibición de que las fuerzas estadounidenses utilicen el polígono de tiro de Las Bardenas.

La propuesta será aceptada, ya que, según el sondeo efectuado por EL PAIS entre los distintos grupos municipales, contará, en principio, con los votos afirmativos del PSOE (diez, debido a que se registrará una ausencia), del comunista (cuatro) y del PTA (dos), que totalizan dieciséis. Los catorce restantes se distribuyen a partes iguales entre UCD y el Partido Aragonés Regionalista (PAR), cuyos portavoces han manifestado -en términos muy parecidos- que el tema es una cuestión de Estado, que no es competencia municipal y que en los nuevos acuerdos será preciso negociar la obtención de todo tipo de compensaciones y seguridades para Zaragoza. Sus portavoces son partidarios del voto negativo, aunque es posible la abstención.La propuesta del alcalde responde a una postura expresada repetidamente, aunque el detonante haya sido -en declaraciones de Sainz de Varanda- el escrito del coronel de la base comunicando que un súbdito norteamericano destinado en Zaragoza, que fue detenido en posesión de marihuana, va a ser juzgado por un tribunal norteamericano, que solicita además la presencia como testigos de los miembros de la Policía Municipal que le detuvieron.

El texto de la propuesta de Sainz de Varanda está ampliamente documentado. Comienza haciendo historia de los veinticinco años transcurridos desde la instalación del «enclave militar estadounidense», que se ha convertido en «un objetivo estratégico para cualquier enemigo potencial, no de España, sino de Estados Unidos».

Los fundamentos de la propuesta están expuestos en cinco apartados. El primero habla de las relaciones sociales entre los zaragozanos y la comunidad norteamericana, afirmando que nunca han sido cordiales. El escrito habla de «una cerrazón comercial y humana de los miembros de la base» y pasa a relatar los incidentes protagonizados por súbditos norteamericanos, que «en general actúan como si a ellos no les fueran aplicables las leyes españolas de policía y seguridad».

El segundo apartado expone los «riesgos que comporta la presencia en el suelo y cielo zaragozanos del Ejército de Estados Unidos». Se dice que, sobre todo a raíz del desmantelamiento de la base de Libia, la de Zaragoza se ha convertido en uno de los enclaves más importantes de Europa. Se citan a continuación los accidentes aéreos producidos por la utilización del polígono de tiro de Las Bardenas -situado a 58 kilómetros de la capital- y se habla del temor de los numerosos núcleos habitados del trayecto que siguen los aviones.

Se denuncia seguidamente la vulneración del tratado en el capítulo de cuestiones laborales, que estipula el mantenimiento de unos porcentajes de plantilla civil que, según Sainz de Varanda, no se cumplen actualmente con la sustitución de personal español por americano. Habla también de «inferioridad de los españoles» en cuanto a garantías laborales (actualización de salarios, reclamaciones, etcétera). El acuerdo sobre cooperación cultural es también analizado, reseñando que, de un total de doce millones de dólares durante los cinco años de vigencia del acuerdo, se concedieron a Zaragoza 14.520 dólares para proyectores de diapositivas, que fueron rechazados por el Ayuntamiento.

Están, por último, las «exenciones tributarias a favor de los súbditos norteamericanos», por las que no se recibe ninguna compensación.

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