El PSOE advierte al Gobierno que su cooperación está en peligro si en un mes no hay resultados concretos
El Partido Socialista ha dado al Gobierno un plazo de un mes para concluir las negociaciones sobre la concertación autonómica, pasado el cual romperá los contactos establecidos y adoptará un papel de oposición más nítida al Ejecutivo actual. Este es el contenido político esencial de una extensa declaración formulada ayer por Felipe González, secretario general del PSOE, al presentar el «documento de bases de acción», aprobado el pasado fin de semana por el comité federal de este partido. A juicio de Felipe González, la situación actual no puede calificarse de democracia vigilada, sino de «democracia en peligro».
Rodeado por gran número de miembros de la ejecutiva del PSOE, dando impresión de unidad sin fisuras, Felipe González se presentó ayer ante una audiencia periodística desusadamente numerosa. Más serio que nunca, ligeramente demacrado, el líder socialista presidió un acto cuya atmósfera osciló entre los vericuetos de la coalición fallida, la concertación dudosa y los plazos perentorios, y un cierto aire de respiración contenida al hablar sobre los problemas más graves de la democracia, las secuelas del 23-F y las tramas civiles que alimentan el descontento militar.Para Felipe González, ya no es cuestión de hablar de opciones de derechas o de izquierdas en España: el mantenimiento de la democracia se ha convertido en la prioridad número uno, y aunque los acontecimientos del 23 de febrero ponen en evidencia la «fragilidad ancestral de la sociedad civil española», las tentaciones involucionistas están ahí desde mucho antes, al igual que las agresiones terroristas de la extrema izquierda y la violencia de la extrema derecha.
El secretario general del PSOE trazó a continuación una exhaustiva explicación sobre los motivos de la política de coalición, más tarde transformada en concertación. Básicamente, la línea argumental es la siguiente: el PSOE ofreció la coalición como un sistema de fortalecimiento del poder ejecutivo; el Gobierno se niega a modificar su estructura ni ampliar su base, pero ofrece, a su vez, la negociación de «problemas de Estado», pero ésta es la fecha en que el único tema en que ha habido un resultado es en el acuerdo socioeconómico Gobierno-sindicatos-patronal, hay contactos iniciados en el terreno autonómico y existen temas, como los de política interior y los derivados de la defensa de las libertades y de la seguridad ciudadana, en que el Gobierno reivindica su exclusivo monopolio.
Al entrar en el proceso necociador -siempre según Felipe González-, el PSOE observó que el Gobierno no tenía un programa capaz de tratar globalmente las distintas dimensiones de la crisis. Su único proyecto era el programa neoliberal en materia socioeconómica, que ni se ha aplicado ni va a aplicarse, junto con algunas breves declaraciones en otros terrenos, como la voluntad de llevar a España a la OTAN.
«Estamos viviendo un clima de cierta confusión, pero queremos salir de él: tratamos de tomar la iniciativa y de ofrecer un método de trabajo y una fecha tope de negociación. El proceso negociador en materia de autonomías y de política local ha de estar terminado a finales del mes de julio. Gobierno y PSOE deben y pueden ser el motor de esa negociación, pero hay que ampliarlo a todas las fuerzas políticas que quieran y puedan entrar en ella, culminando las negoclaciones con la firma multilateral del acuerdo final, en forma parecida a lo que se ha hecho con el acuerdo socioeconómico» .
A preguntas de los periodistas Felipe González explicitó más el mecanismo para terminar esta negociación, en los siguientes términos: «Los acuerdos en materia autonómica pueden comprender un total de treinta o 35 temas, desde la fecha de las elecciones regionales hasta el papel de las asambleas provisionales, sistema de representación en las asambleas regionales, etcétera. Con esos documentos en la mano, Gobierno y PSOE deben mantener contactos bilaterales con otras fuerzas, y si hay una aproximación suficiente, sería el momento de efectuar una reunión multilateral, hacia el 10 o el 14 de julio, de forma que, a finales de ese mes, quede suscrito el acuerdo autonómico».
¿Qué pasaría si no se cumplen esos plazos? En palabras de Felipe González, «en ese caso quedarían rotas las negociaciones y nos pasaríamos un año o un ano y medio, hasta la fecha de las próximas elecciones, responsabilizando al Gobierno del fracaso de una solución negociada en esta cuestión tan vital para España». Caso de que haya acuerdo, ese período de año y medio será dedicado a «desarrollar» sus aspectos.
Felipe González resaltó que la construcción de las autonomías no se refiere únicamente a la institucionallzaclón de las comunidades autónomas, sino a la cooperación entre el Gobierno y los municipios y a la reforma de la Administración. Asimismo, advirtió que su partldo no Firmará acuerdo alguno que no contenga el sistema electoral para el ámbito autonómico.
No hay terreno para retroceder
Otro de los temas políticos abordados diirante la conferencia de Prensa se refirió a las gestiones para la constitución de la gran derecha y los intentos de derechización. En este punto, Felipe González hizo una leve mención al asunto, en el sentido de que «si aquí hubiera una derecha que quisiera empezar a retroceder, les auguro un gran fracaso».La tesis del secretario general del PSOE, apenas esbozada en su conferencia de Prensa de ayer, fue objeto de una amplia exposición durante la reunión del comité federal del PSOE; según pudo saber EL PAIS, Felipe González dijo allí que una operación gran derecha está condenada al fracaso electoral en este país, porque, a diferencia de Portugal -en que durante los años de la transición se hicieron gran cantidad de reformas, respecto de las cuales ahora se da un período de regresión- en España no ha empezado a recorrerse aún el camino de las reformas.
En este contexto, el documento de bases de acción aprobado por el comité federal del PSOE constituye, para su secretario general, una reflexión y un programa sobre lo que debe hacer un Gobirno democrático, cualquiera que sea su color, para atender al problema fundamental de consolidar el sistema iniciado el 15 de junio de 1977. Pronunció después una frase apologética de su propia posición -"la política del PSOE consiste en desbordar al Gobierno por responsabilidad en el mantenimiento del proceso democrático"- y, tras asegurar que, ocurra lo que ocurra, el PSOE no pondrá en graves dificultades parlamentarias al poder ejecutivo, agregó que el documento difundido ayer «nos permitirá decir que el Gobierno no hace lo que debería hacer», si se niega a aceptar el programa o el método sugeridos por el PSOE.
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